domingo, 18 mayo 2008. Mi madre y yo entramos en un taxi. No hay taxista. El taxi comienza a bajar la calle, cada vez más rápido. Yo voy sentada detrás. Le digo a mi madre que ponga el freno de mano, pero no hace nada. Mi tía Encarna se sube al taxi en marcha y conduce hasta casa. Aparca en la puerta y deja una nota al taxista en el parabrisas. Una vez arriba, le digo a mi padre que no le va a gustar nada algo que tengo que contarle.