locura

sábado, 26 abril 2008. Nacho Fernández ha venido a casa a arreglar algunas cosas, alicatar una pared de la terraza, poner una tubería nueva en el baño o a hacer de peluquero con mi suegra. Al ir a alicatar una pared, tiene que quitar un montón de muñecos de plástico de mi hermana. Mi hermana se enfada muchísimo cuando se los entrego en un frutero. Me encierro en el cuarto de baño, pero mi hermana me abre la puerta y dice que no me perdonará jamás. Oigo unos gritos y salgo. Mi prima Cristina le ha abierto la puerta a unos desconocidos que se pasean por la casa como si fuese suya. Tengo que echarlos de malos modos. Le digo a mi madre, desesperada, que no aguanto ni un minuto más esa locura y que me marcho. Me dice que estoy muy despeinada. Quiero despedirme de Nacho, le digo. Nacho acaba de salir para el aeropuerto, dice y corre hacia la terraza. Se asoma y le grita. Nacho, que todavía está en la acera, entra de nuevo en el portal. Mi madre y yo corremos hacia el ascensor para recibirlo. Mi madre ríe y corre como una niña, mientras que yo no puedo tirar de mis piernas.