sábado, 2 abril 2011. Una chica nos hace pasar a Andrés y a mí a lo que se supone es su casa. En realidad es un pasillo con las paredes y el suelo de cemento fresco. Nuestras huellas van quedando marcadas. Ando con cuidado para no rozar las paredes. La chica nos la muestra como si nos la quisiera vender. En un descuido corre hacia afuera y cierra una reja. Nos deja dentro y se marcha. Andrés dice que no aguantaremos allí mucho tiempo por la humedad. Meto la mano a través del cemento fresco, que ahora más bien parece barro sin cocer, y aparece otro pasillo. Vemos llegar a dos chicos en un deportivo descapotable. Les digo que nuestro pasillo no tiene salida y tienen que sacarnos de allí en el maletero para que la chica no nos vea. No hay maletero, dice uno. Le digo a Andrés que se tumbe en el asiento de atrás, yo me encojo a los pies del copiloto. Mientras el coche avanza pienso que si tenemos un accidente y chocamos de frente moriré aplastada.