viernes, 15 abril 2001. Maldonado y yo estamos a la puerta del Guanche haciendo chistes de todo el que pasa. Vemos a Jacinto cruzar con prisa, lleva un pañuelo amarillo al cuello y una biblia bajo el brazo. Ninguno de los dos recordamos su nombre, le llamamos El turista accidental. Le cuento que Pepe, su primo, tiene una escuela de cocina y le van a dar un programa en la tele. Maldonado me pide que interceda para que él pueda ir a cocinar con él. ¿Y qué cocinarás? Gatos, dice y se ríe muy fuerte. El Guanche sube la persiana metálica y dentro aparece una especie de iglesia, enorme, abarrotada. Esforzando un poco la vista distingo a mis padres y a Juano, unos bancos más allá. Me sorprende ver también a Ocaña, pero lo más raro es que el sacerdote lleva rulos rosas y una redecilla. Vámonos de aquí, dice Maldonado agarrándome el brazo. ¡Tenemos que volver a Colliure!, le grito a Ocaña haciéndole señas con los brazos. Mi padre me saluda, Juano también. ¿Te has fijado en que el cura lleva rulos?, le pregunto a Maldonado.