carla bruni y el anorak antibalas

domingo, 27 enero 08. Alberto ha recortado una foto de una revista donde aparece Carla Bruni desnuda sobre una moto. Entro en la habitación cuando la esta enmarcando. No digo nada. De hecho, no vuelvo a hablarle. El edificio de mi padres tiene una grieta enorme. Parece una brecha en la frente, pienso. Recorro las paredes de ladrillo visto deslizándome a varios metros del suelo. Entro en uno de los pisos del primero. Alguien me adjudica un armario. Guardo ropa interior en los cajones. La ropa la dejo en la maleta que hay sobre la cama. Cuando bajo al portal, me están esperando unos vecinos, entre ellos Almodóvar, para ir al cine. Me insisten en que hable de una vez. Ya llevas una semana callada, dice Almodóvar. Me dirijo a uno de ellos, está de espaldas con un abrigo gris, y le digo: Eres igual que todos.
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Isa y Javier acaban de tener una niña. Se la acerco para que le dé de mamar. Al día siguiente quedamos para comer y celebrarlo. La niña, que era completamente calva, ahora tiene muchísimo pelo. Paula me explica que como le da muchos besos, el pelo le crece más rápido de lo normal, y hace la prueba. Efectivamente, al darle besos al bebé, el pelo le crece rápidamente.
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Unos chicos tienen una editorial. Reciben a los clientes en una bañera llena de agua, aunque los dos están vestidos. La habitación es enorme y el suelo está lleno de libros y cedés desordenados. Justo a la entrada hay una mesa de billar que impide entrar con normalidad. Le pregunto cómo alguien como Conchita, la cantante, puede vender tanto con lo mala que es. Uno de ellos le hace una ahogadilla al otro como respuesta. En la pared hay una novela de Antonio. Al ir a cogerla se me caen varios libros en la cabeza. Uno de los chicos sale de la bañera para ayudarme a colocarlos en su sitio, pero la pared ha cambiado, ahora hay un agujero por donde se ve una zapatería que ha sufrido un incendio. El otro chico sale también de la bañera se pone un anorak y me tiende otro igual. Es antibalas, dice. El chico me abraza por detrás y miramos los libros de la pared. Pienso que tiene las manos sobre mis pechos, pero no le digo nada porque pienso que no debe saber qué es qué con esos anoraks tan gruesos.