sectas y relojes de hilo

jueves, 3 enero 08. La casa consta de jardín y cuarto de baño. Mi hermana y yo oímos una conversación que viene del jardín: dos hombres y una mujer dicen a nuestros padres que hagan una reunión con los vecinos para hablarles de unos asuntos muy importantes que cambiarán sus vidas. Mi hermana y yo nos miramos y pensamos que se trata de una secta. Por una ventana que hay cerca del techo, veo cómo bajan pilas de libros al jardín y los dejan sobre la mesa. Le digo a mi hermana que vaya apuntando todo lo que hacen por si ocurriera algo, que encuentren una memoria de los hechos. Mi hermana saca un cuaderno enorme y escribe a lápiz lo que yo le voy dictando. Uno de los hombres y la mujer entran en casa. Nosotras corremos a la cama, que está entre la ducha y la bañera, y nos tumbamos sobre el cuaderno. Nos hablan como si fuéramos bebés. Meten las mano bajo las sábanas buscando el cuaderno, pero yo he arrancado disimuladamente las hojas escritas y me las he comido.
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Iker trabaja de relojero en una fábrica. Es especialista en relojes de hilo. Está sentado en una mesa redonda de la que sale un carrete enorme de hilo azul. Iker, con una habilidad extraordinaria, hace girar el carrete, saca doce cabos y construye un reloj en menos de cinco segundos. La nave está llena de mesas y trabajadores. Ninguno es tan rápido como él, sin embargo el jefe se acerca a su mesa y le dice que está despedido.