duchas sin pudor y un kimono

jueves, 10 enero 08. Paso la noche en un hotel rural porque al día siguiente voy a hacer escalada. Me enseñan la habitación. ¿Y el baño?, pregunto. El encargado me lleva al comedor. En el centro hay una mesa con mantel de hule. Ahí lo tiene, me dice. Por la mañana unos clientes desayunan mientras otros hacen cola, desnudos, para ducharse sobre la mesa del mantel de hule. Cuando llega mi turno me desnudo sin ningún pudor, me subo a la mesa, me enjabono y me ducho con una manguera retráctil que sale de una de las patas. Pido disculpas por salpicar a algunos clientes pero, estos, ni se inmutan.
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Andrés entra en una tienda japonesa para probarse un kimono son mangas. El kimono es cuadros y le llega hasta los pies. ¿Cómo me queda?, me pregunta. Pareces de los Payasos de la tele, le respondo. Andrés sale de la tienda con el kimono puesto y me hace señas para que nos vayamos sin pagar. Te has dejado dentro la mochila con el ordenador, le digo. Mañana vienes tú a recogerlo, dice.