miércoles, 25 julio 2012. Encuentro un libro en el jardín de la casa de mi abuela. Lo sacudo de tierra, le falta la portada y las primeras páginas. Está impreso con distintos tipos de letra y en varios tamaños, párrafos en negrita. También hay páginas con sopas de letras y crucigramas. Es la historia de un primer amor. Hay mucha tensión, por ejemplo cuando el chico lleva a su novia a un edificio en obras para acostarse con ella, cómo describe su cuerpo desnudo sobre el cemento, porque uno no sabe si va a besarla o a matarla. Pienso, de repente, que un libro tan bueno sólo puede ser de Chivite. Vuelvo a las páginas de las sopas de letras intentando encontrar alguna palabra que me dé la clave. Alguien que pasa por la acera me dice: No encontrarás pistas, es un incurable. ¿Un incunable? No, un escritor incurable.