cabeza celeste

miércoles, 30 septiembre 2020. No sé de dónde he sacado una cabeza celeste de peluche. Se me acerca un tipo. Le digo que el celeste le sienta de maravilla. Se la pone. Las personas con las que se cruza huyen pensando que es un monstruo. Eso me da la oportunidad de escapar (aunque en el sueño no consta de qué escapo). Me encuentro ante una chapa de cobre con forma de gran ola. Tomo carrerilla y logro agarrarme a la cresta. El tipo de antes hace lo mismo. Los dos allí colgados. Me cuenta que la diseñó él para un concurso de la tele, que no hay nada al otro lado, que no les gustó y se la rechazaron. Me dejo caer, me deslizo hasta el suelo. Me uno a varias familias que marchan a casa. Se van metiendo en sus coches (coches de época). Hay unos zapatos en la acera. Falta Juan, les digo. Todos empiezan a buscarlo.

profesor

martes, 29 septiembre 2020. Sonia lleva una carpeta enorme. Se supone que está aprendiendo a dibujar. Me habla de su profesor de dibujo y, por lo que me cuenta, se parece mucho a uno que tuve. Le digo que le pregunté si se acuerda de mí.

lasagna familiar

lunes, 28 septiembre 2020. Mi padre le dice a alguien (sin mirarme, aunque estoy entre los dos), que debería quedarme a dormir. Le digo que no va a hacerme chantaje emocional poniendo cara de pena. Cojo mis cosas para irme. Pienso en que seguramente ya no haya trenes. + Estoy preparando una lasagna y me doy cuenta de que no hay láminas de pasta. Intento hacerla usando fideos. Mi madre se ofrece a ayudar. Salgo un momento de la cocina. Cuando vuelvo, mi madre ha mezclado un montón de ingredientes sin ton ni son y los ha puesto en bolsas de plástico. Hay incluso granos de maíz que explotaran al meterlos en el horno. También una pasta azul que no sé lo que es. Le digo a mi hermana que me ayude, que vaya encendiendo el horno o no vamos a cenar nunca. Mientras, intento separar los granos de la pasta azul. Cuándo voy a meter la fuente en el horno veo que mi hermana ha recubierto todas las paredes con bolsas. ¿Pero no te das cuenta que el plástico se va a fundir y puede hasta arder?, le digo. Como no teníamos queso, he usado bolsas de plástico, dice.

taxi a ninguna parte

domingo, 27 septiembre 2020. Estamos en el asiento trasero del coche. Dos tipos (se supone que son mecánicos) van delante. Han aparcado en una parada de taxis. Se vuelven a charlar con nosotros. Pienso que no deberíamos estar ahí. En ese momento aparece un policía, le dice al del asiento del copiloto que nos va a multar. Él le explica que estamos esperando a que el coche arranque. Pues cierre la puerta, le dice.

semillas azules

sábado, 26 septiembre 2020. Preparamos una fiesta en casa de Juan Luis (no es su casa, pero ya he soñado varias veces con ella como si lo fuera). Mis padre están en una mesa grande con un tipo que se parece a Anguita, que les explica por qué es Troskista. Mi padre, para cambiar de tema, dice: ¿Eso que sonaba era Metálica? El falso Anguita se va. Mi madre explica el porqué le ha cogido asco a la tortilla de patatas. Salgo al jardín. Hay un montón de gente, parece que la fiesta es allí. Hay alguien sentado en una silla de jardín y todos se arremolinan a su alrededor para hacerse fotos con él. Es Perkins. ¡Has venido!, le digo y lo abrazo. Nos hacemos fotos con todos y el erizo César. También está Carmen con uno de sus vestidos de flores hasta los pies. Tengo que contarte un sueño, le digo. En ese momento se pone a llover arroz y semillas azules. ¡Este era el sueño!, le digo sorprendidísima. Hago un cartucho con un folio y lo lleno de semillas. Carmen las recoge en la falda de su vestido. Mi madre se asoma, dice que podremos hacer un potaje. Jamás comería algo azul, le digo. Y todos se ríen como si hubiera contado un chiste buenísimo. Una chica me da su vaso y me manda a por hielo. La casa es enorme y me pierdo por pasillos y habitaciones. Una chica me acompaña a una especie de garaje que hay fuera. Sale agua por debajo de la puerta. ¿Esto es normal?, pregunto. ¿Tú qué crees? ¡Corre!, dice. Corremos delante de un tsunami casero. Pienso que nos va a pillar, que sería mejor agarrarse a algo en vez de correr.

jarramplas en bañador

viernes, 25 septiembre 2020. Alberto no consigue encontrar Radio Clásica en un ratio-casete muy antiguo. Le sintonizo todas las emisoras. Llaman a la puerta (es la casa de mis padres). Abro y veo a Luciano agachado. Quería darte una sorpresa y que no vieras a nadie por la mirilla, dice. Nos reímos. Hace mucho que no nos vemos, le doy un beso. Dame uno más grande, dice. Estamos los dos agachados y al darle el segundo cae de culo. Nos reímos. Me cuenta que ahora es vegetariano y se inyecta la carne. Supongo que quiere decir que se inyecta vitamina B. Le digo que yo como la mínima carne posible, pero que la vitamina B es necesaria. Aparece Pepe. Justo esta mañana estuve viendo las fotos de Cáceres y Londres (viajes que hicimos juntos). Entro a avisar a Alberto (está en la cama con los auriculares puestos). Cuando le digo que Luciano y Pepe están en el descansillo, se pone el bañador y una bolsa de papel cubriendo la cabeza. Si quieres asustarlos de verdad, ponte la cabeza de Jarramplas, le digo.

tiempo

martes, 22 septiembre 2020. Carmen mis la hora en una cajetilla de cigarros. Por cuántos quedan sabe la hora que es. Aunque no se los fume, cada vez que la abre, quedan menos.

tejados y tiza

lunes, 21 septiembre 2020. Grupo de poetas, parece. Azotea. Tabla que hace de mesa. Por hablar de algo, les digo a tres de ellas que tienen mucho en común: las tres han perdido a sus padres y hermanos. Una se enfada muchísimo y desaparece escaleras abajo. Me subo al tejado (los tejados están mal colocados, como si fuesen rocas) para darle una voz y que vuelva. Alguien me dice que Biguri ha convencido a Masip de que venga a leer. Me alegro un montón, pero para mis adentros pienso que Masip no leerá.
+
Mi madre dice que se ha dejado algo en la casa de la vecina. Empujo la puerta y entramos. En la habitación del fondo hay una mesa de costura. Ayudo a mi madre a limpiar de tiza una cinturilla de pantalón que ha cosido. Ha quedado estupenda, dice muy contenta. Llaman a la puerta, veo a mi padre a través de la mirilla. Dice que mi madre ha desaparecido. Mi madre me hace señas para que no le diga que está conmigo.

viaje aplazado y libro muy feo

domingo, 20 septiembre 2020. Se supone que me iba a Madrid, pero mi abuela llama para decir que se va a Madrid a recoger a mi tía Encarna porque sospecha que está enferma. Mientras me habla, pienso que no debería ir sola. Le digo que mi madre irá con ella y yo me quedaré esos días con mi padre. No le digo que tendré que anular mi viaje.
+
Enrique quiere que le les el último capítulo de un libro. El libro es muy feo, no tiene solapas, está impreso en papel satinado. Estamos sentados en unos escalones. Comienzo a leer en alto. Me río de lo malo que es el libro. Miro la portada. Es mío.

ojos verdes

sábado, 19 septiembre 2020. Mesa vacía y descompuesta de lo que parece una celebración. Solo quedamos Alberto, Javi y yo. Le digo a Javi que nunca me había fijado en que tenía los ojos verdes. Me mira muy fijo desde muy cerca. Nunca los he tenido verdes, dice.

flúor

miércoles, 16 septiembre 2020. Un tipo (se supone que es dentista, pero no lo parece) me dice que me cepille los dientes con polvos translúcidos Chanel. Le digo que no creo que funcione. Me insiste con un gesto. Me cepillo. De los dientes se desprende una telilla transparente que deja ver unas manchas amarillas. Vale, no ha funcionado, ahora tienes pecas en los dientes, dice. Prueba con la palabra Flúor. Me da un trozo de cartón de una caja de dentífrico donde pone Flúor. Intento deshacer el cartón en la boca. Paso, le digo. Voy al cuarto de baño. Hay alguien duchándose. Llamo. Es mi prima Elisa. Pasa, dice. ¿Dónde está el neceser de mi hermana? Ahí, dice pero no veo nada porque hay un vapor muy denso. Lo encuentro a tientas. Cojo su pasta de dientes blanqueante. Creo que esto lo arreglará todo, le digo.

quesitos

domingo, 13 septiembre 2020. Entro en la que era la cocina de mi abuela. Sobre la mesa hay una caja redonda de quesitos en porciones con un dibujo de unos niños comiendo queso. Pregunto si puedo comerme uno. Mi hermana dice que no, que son de su novio holandés. Mi abuela está sentada abanicándose. Me extraña que esté vestida de negro no parece ella. Este año nada de ir a Alhaurín, tenéis que venir a verme a Oslo. Mi madre y yo le decimos exagerando los gestos, para chincharla: ¡Nos encanta Alhaurín! De repente caminamos por la calle. De frente viene Scarlett Johansson con dos actores. Le han maquillado la cara de marrón oscuro. Mi abuela pregunta qué le pasa. En su próxima película hace un papel de gitana. A mi abuela le da un ataque de risa. Ya no saben que inventar, dice.

sudadera

sábado, 12 septiembre 2020. Estoy en lo que parece una librería. Pregunto a una chica si tiene algún libro de filosofía. Me da un caleidoscopio tamaño linterna por el que no se ve nada, solo unos rombos en blanco y negro. La tienda se convierte en un portal. Hay dos chicos. Uno se parece a Eduardo Laporte. Les cuento que durante el confinamiento estuve entrenando con él saques de tenis en el salón de la casa de mis padres y casi rompemos las lámparas. De repente me doy cuenta de la ropa que llevo: una sudadera gris que me llega hasta los pies. Salimos a la calle. Miramos hacia atrás. Elena Matamala va haciendo tonterías. Los chicos miran a Elena con condescendencia. Les digo que no se fíen de las apariencias, que cuando necesiten una abogada Elena es la mejor.

el episodio del taxista

martes, 8 septiembre 2020. Las calles del centro son como antes: no peatonales con las aceras estrechas. Las aceras están mojadas. Caminamos en fila. La señora que va delante mí intenta esquivar las baldosas sueltas para no salpicarse. Yo llevo las sandalias planas rojas y temo mojarme los pies. Llego a una parte de la ciudad que no conozco (y que suele salir en los sueños). Se ha hecho de noche de repente y las calles no están iluminadas. Un taxista me pregunta si me lleva. Avanzamos tan solo unos metros. La calle está cortada por obras. Le digo que no dé la vuelta, que en cinco minutos andando llegaré a casa. Son 200 pesetas, dice. Me extraña que hable de pesetas pero no le digo nada. También me extraña que en mi bolso, en vez de monedero, llevé una bolsa de plástico con cierre hermético con un billete de 500 pesetas. Se lo doy. Dice que no tiene cambio, que no me va a cobrar nada. ¿Esto es un taxi o una ONG?, pregunto. Se ríe. Dice que su novia está harta de que no cobre a los clientes, que en casa no tienen ni para comprar electrodomésticos. Mi único electrodoméstico es una paella para hacer el arroz, dice y nos reímos. Le cuento que lo primero que compré cuando iba a casarme fue una olla a presión. Me pregunta cómo funciona. Se lo explico, poniéndole de ejemplo cómo se hace un estofado. Dice que no le interesa un aparato así. Me hace gracia que le llame aparato. De repente estoy en una habitación decimonónica con muebles muy oscuros de tantas capas de barniz. Luciano está sentado en un sofá viendo una tele en blanco y negro. ¿Nos vamos?, esta habitación me da mal rollo, le digo. Luciano dice que quiere quedarse para ver cómo acaba el episodio del taxista. Miro la tele: somos el taxista y yo.

la prisa no es buena

viernes, 4 septiembre 2020. Alberto y yo vamos con prisa. Al dar vuelta a una esquina, se hace de noche de repente. Aparece una especie de presa. Alberto gira hacia la izquierda y cae al agua. Pienso (en el propio sueño) que no tengo de qué preocuparme porque como es un sueño me despertaré. No me despierto. Me asomo, a pesar de que el agua queda muy lejos del borde, se nota que es muy profunda. Dudo si lanzarme a por él o buscar ayuda. Como no debe de ver nada por la oscuridad, le digo que ande hacia su derecha, donde hay una plataforma de cemento, y que se quite la ropa para no enfriarse. Mientras, corro a por ayuda. Intento decirle a varias personas lo que ha pasado pero me salen otras palabras. Intento llamar por teléfono pero cada persona me dice un número diferente. Discuten entre ellos si es mejor el 112 o el 091. Finalmente decido tirarme yo al agua. Cuando lo hago, como si la superficie estuviera cubierta por una cama elástica, me rebota hacia arriba más de 100 metros. Desde esa altura veo a Alberto envuelto en una toalla naranja y pienso que está a salvo y, además, como es un sueño no puede pasarnos nada malo, así que me dispongo a disfrutar mi momento "vuelo". Eso lo pienso mientras voy subiendo, cuando empiezo a caer a toda velocidad, pienso que si no es un sueño voy a darme un buen golpe.

proteo

miércoles, 2 septiembre 2020. Se supone que hemos ido al cine, cada uno a una película, la mía ha terminado antes y me he vuelto a casa. Alberto me llama, dice que ya ha salido, se ha ido a la librería Proteo y ha hecho algo muy loco. Nos vemos en la puerta de Proteo, dice. Le digo que voy a acostar a los sobrinos (son pequeños en el sueño) y voy para allá. Mientras acuesto a Diego oigo ruidos. La casa está a oscuras. Al abrir la puerta del baño veo a mi suegra desnuda, afeitando el grifo del lavabo. Su piel parece de cuero (no me extraña porque murió hace tiempo; tampoco me extraña que esté allí). ¿Qué haces? Está todo muy sucio, responde sin mirarme. Le digo que no se preocupe, que ya lo limpiaré yo mañana y que se vuelva a la cama. ¿Por qué tendrías que limpiar tú mi casa?, dice muy ofendida. No le digo que ahora su casa es mi casa. En ese momento llega a mi sobrina Elena (es un bebé con pijama de ositos) y nos dice que dejemos de hacer ruido, que no puede dormir. Visto el panorama, intento llamar a Alberto para decirle que no podré ir a Proteo, pero no me su número.