hamaca

viernes, 30 enero 2020. Llego a una sala enorme con muchos pupitres vacíos. Imagino que es el cambio de clase. Veo a Eduardo al fondo, muy serio, metido en sus papeles. Mientras avanzo hacia él van saliéndome al paso amigos (también desconocidos) que me entretienen con tonterías. Cuando estoy a tan solo un metro, su madre (está tumbada en una hamaca) me echa los brazos para saludarme. ¿Cómo te llamabas?, me dice. Me abraza, me da las gracias por cuidar de su hijo. Él sigue con sus papeles como si no nos viera, como si no estuviéramos allí. Llega un profesor. Vicente salta de su asiento y dice que me esconda (abre una puerta). Es una habitación larga forrada de madera (paredes, suelo, techo) con letrinas japonesas. Desde las ventanas se ve un bosque. Me quedo allí, esperando a que termine la clase. 

fotos frías

martes, 28 enero 2020. Camino por la calle. Suena varias veces el móvil. Alberto me hace una señal para que lo coja. Es Isabel, dice que necesita fotos frías para una lectura de poemas. Le digo que tengo fotos de edificios a medio construir, fotos de nubes o fotos de charcos. Alberto me dice que la felicite porque ha ganado el Premio Planeta. ¡No lo sabía, qué alegría más grande!, le digo. Pero Isabel dice que eso ahora da lo mismo, que necesita las fotos cuanto antes.

la noche del manhattan

lunes, 27 enero 2020. Camino por una calle llena de gente, temo perderme. La calle se convierte en un centro comercial. Un chico que va delante de mí, se vuelve, me coge de la mano. Nunca me había fijado en tus manos, son muy pequeñas, le digo. Te he comprado un regalo, dice. Llegamos a una escalera mecánica que se convierte en una estantería de libros. Tenemos que ir bajando estante a estante. Me dejo caer. En los estantes de abajo hay ordenadores y temo aplastarlos. Por fin llegamos al suelo, que es una playa. Voy a por un Manhattan, te espero en la orilla, dice el chico y desaparece entre la gente. Me cuesta caminar por la playa porque hay montones de arena. De repente es de día, el chico camina de la mano de su novia por la calle. Yo voy detrás. Se supone que ha pasado mucho tiempo desde la noche de la playa. El chico se vuelve y sonríe. Los veo caminar, me pregunto si se acordará de aquella noche.

gato vago

miércoles, 22 enero 2020. Mi madre me pone un gato enorme en el regazo. Dice que tengo que enseñarlo a andar. Le doy un empujoncito y el gato cae al suelo como una ardilla voladora. Después rueda de nuevo hacia donde estoy y, de otro salto, se vuelve a sentar en mi regazo.

retrato con guepardo

lunes, 20 enero 2020. Voy por la calle con mi tía Encarna, que va con la cabeza hacia atrás para ver las copas de los árboles. Cruza sin mirar y temo que se caiga o la atropelle un coche. Mientras camina, no deja de decir: si todo fuera marrón.
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Concierto de dos chicas muy ñoñas en un local muy desangelado. El público comienza a marcharse. Las chicas ni se dan cuenta. Una de ellas se sienta en el suelo sobre una trapo blanco y sigue cantando. Hasta yo me voy.
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Mi hermana me pasa el teléfono muy sonriente. Un tipo que no conozco (me habla con condescendencia de vendedor) me cuenta que ha quedado con mi hermana en que yo le envíe el retrato de mi hermana con el guepardo para hacer los carteles. Ni sé quién eres ni tenemos ningún retrato, le digo. Mi hermana se enfada muchísimo y dice que le he fastidiado el plan.
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Javi me enseña una agenda con la funda de piel. Está quemada y mojada. Dice que es de Antonio, pero en todas las páginas reconozco mi letra.

puerta inútil

domingo, 19 enero 2020. Estoy en una cocina muy estrecha. A fondo hay una ventana (una mesa y dos sillas) que da a un árbol. Pienso que sí tuviera que escapar de un incendio podría huir bajando por el tronco. La cocina tiene justo a la mitad una puerta de cristal que separa los electrodomésticos de la zona de la ventana. Lo miro todo con desgana, pensando que no sé bien dónde estoy, si esta es mi casa y desde cuándo. Si lo es, tengo que hacer reformas ya, pienso.

versalles de barrio

sábado, 18 enero 2020. Terraza de bar. Nos sirven gomas de borrar Milán. Andrés dice si se la puede llevar de recuerdo. Le digo que las ponen para eso, que después le cuento la de cosas que nos hemos llevado de ese bar.
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Camino Conde Ureña abajo. Tengo prisa. Cuando voy a echar a correr, me elevo a cámara lenta y avanzo sin rozar las aceras. Llegó a Ferrándiz y busco la casa de Elena. Un grupo de chicas buscan un piso para alquilar. ¿Puedo ayudaros?, digo. El piso que buscan está junto al puerto. No me creen. Subimos hasta la casa de Elena, pero ahora hay un palacio con jardín y fuentes muy parecido a Versalles.
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Mi hermana da de comer galletas a unos animales peludos y enanos. No se sabe bien si son gatos o ratas. Algunos no se mueven. Son de peluche, pienso, y está haciendo pantomima. Tiene un montón de galletas, pero dice que se le han acabado las de chocolate y que alguien debería ir a comprarlas. No se mueve. Le hago una seña a mi madre y a mí tía para que no vayan. Le digo muy serenamente que los peluches pueden comer galletas normales, a no ser que en realidad sean para ella. Sale de casa dando un portazo.
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Vuelvo a casa. Llevo gafas de sol. Veo a un tipo en la otra acera sosteniendo a un bebé. Lo lleva bien envuelto en una mantita. Su mujer lleva otro. Pienso si habrán tenido gemelos. Al levantarme las gafas veo que son cerditos. Hago una prueba: con gafas son bebés, sin gafas cerditos. Uno de ellos se escapa y cruza la calle. Lleva botitas de agua de color rojo, como el cerdito que vi hace poco en una foto.

tormenta de arena

lunes, 13 enero 2020. Hay una fiesta caótica en la que se supone es la nueva casa de mi prima. Primero salen unas niñas de una iglesia vestidas de novias o princesas, pero sin parejas. Llego tarde porque he ido a cortarme el pelo (a tazón). Saludo y doy besos a toda la familia, entre ellos el primo Miguel al que hace cuarenta años que no veo. Lleva el pelo largo, teñido de caoba. Te pareces a Camilo Sesto, le digo. Entramos a la cocina de la nueva casa para llevar bebidas, no encuentro el cubo de basura, todo está desordenado. A pesar de todo hago bromas con Miguel, nos reímos. En la fiesta, Andrés me dice que mire el mail, que me ha enviado un montón de fotos. Son fotos mías en la ceremonia. No entiendo nada, porque no fui a la ceremonia. Por las fotos, parece que fue en la playa y yo ya llevaba el pelo corto. De repente tengo el pelo muy largo y mojado, voy a secármelo a una casa anexa igual de caótica. Cuando salgo a la calle para volver, me cruzo a un tipo que sale de la fiesta con un guardapolvos militar hasta los pies, un pasamontañas y unas gafas de sol. Adiós, dice y levanta la mano. También lleva guantes negros. No sé quién eres, le digo. El tipo se enfada, cruza la calle y desaparece. Se levanta entonces una tormenta de arena. Uso un cesto que llevo para protegerme la cara.

líquido azul

domingo, 12 enero 2020. Estoy en la casa de mis padres. Hay cierto trajín porque se están preparando para salir y no están acostumbrados. Se supone que vamos de visita a casa de Gabriel. No sé cómo decirles si no se acuerdan de que Gabriel está muerto. Me siento a ver la tele. Entro al cuarto de baño. Mi padre ha embadurnado el váter de un líquido azul, imagino que para desinfectarlo. Intento abrir la tapa sin mancharme, pero el líquido me salta a los ojos.

cerdito con coca-cola

viernes, 10 enero 2020. Camino por la calle con una mochila y una bandera del Atlético de Bilbao a modo de capa. Por todos los bares que paso veo gente con polos azules y la banderita de España en el borde de las mangas y el cuello. Estoy muy cansada. Me siento en una de las terrazas, aunque todo el mundo me mira mal. Una señora se sienta en la mesa de al lado y pide "Cerdito con Coca-Cola". Me suena fatal pero, para no llamar la atención, pido lo mismo.

parkour de pueblo

jueves, 9 enero 2020. Villagrasa, Montse (una niña del colegio a la que no veo hace cuarenta años) y yo avanzamos por un pueblo escalando fachadas, recolgándonos de las rejas de las ventanas.

invisible y sin duchar

martes, 7 enero 2020. Estoy en pijama delante del ordenador. Se abre la puerta y entra una pareja con maletas. No los conozco. Detrás entra Alberto que les enseña la casa como si yo no estuviera. Como parece que no me han visto (aunque han pasado a menos de medio metro de mí) aprovecho para ir al baño, ducharme y vestirme. Intento calcular por el tamaño de sus equipajes cuánto tiempo se quedarán en casa.

roscón y edredones

lunes, 6 enero 2020. Madrugada. me despierto sobresaltada porque no tengo roscón de reyes para el desayuno. Corro por la calle como si volara, dándome pequeños impulsos con las puntas de las pies sobre la acera. La calle está vacía, sin luz. Empujo la puerta del supermercado y entro. Cojo un ronscón y me voy. Mañana volveré a pagarlo, me digo.
+
Estoy en una habitación con varias camas deshechas, las sábanas y edredones amontonados. Le digo a Iker que he encontrado sus fotos. Tengo tres cajas, en una hay fotos, en otra pendrives y en otra lápices. En los pendrives están todos tus escritos, y los lápices, cada uno lleva el título del libro que escribiste con él. Mientras se lo enseño, noto en su cara que piensa que soy una loca de orden. Como toda explicación, le señalo en lío de sábanas y edredones que hay sobre las camas.

amigo

domingo, 5 enero 2020. Todo transcurre sin palabras y (diría que) en blanco y negro: Estoy muy triste, me cruzo con Salvatore por la calle, pongo la cabeza sobre su pecho.

invitados

viernes, 3 enero 2020. Estoy en una habitación de hotel, arreglándome para asistir a una boda. Cada vez que me pongo una prenda me doy cuenta de que me he equivocado por ejemplo, unos calcetines de rayas con un vestido de flores). Elisa y Nadia me ayudan. Llaman a la puerta. Es el novio con varios invitados, entre ellos Oeste, para preguntarme por qué no he bajado a la ceremonia ni a la comida. ¿Qué hora es?, pregunto. Las seis y media, dicen (la boda era por la mañana). Oeste dice que al menos participe en la quiniela comunal que han hecho, y me tiende una especie de ticket de compra arrugado. Al cogerla, los resultados que habían apuntado los demás se borran entre mis dedos porque estaban escritos a lápiz.