gritos

miércoles, 30 noviembre 2022. Mi hermana me llama por teléfono. Me cuenta cosas intrascendentes. Yo solo asiento de vez en cuando. De repente oigo de fondo a mi madre. Está llorando. ¿Por qué llora mamá?, le pregunto. Mi hermana sigue hablando de sus cosas, alza la voz para tapar el llanto de mi madre. ¿¡Por qué llora mamá!?, ¿¡por qué llora mamá!?, ¿¡por qué llora mamá!? Por más que le pregunto a gritos, no me responde.

festival

sábado, 26 noviembre 2022. Llego tarde a un festival de poesía. Parece que hayan habilitado un edifico abandonado. Las habitaciones están vacías y pintadas de blanco. Busco a las organizadoras, pregunto por ellas. No me han dicho cuánto tiempo tengo para leer. No sé qué voy a leer y además he olvidado los poemas en casa.

más gatos

viernes, 25 noviembre 2022. Mi padre me pregunta si he desembozado su cama. Ten cuidado que no se cuele el gato, dice. Al abrir la puerta el dormitorio está lleno de gatos (los mismos que los del sueño de ayer). Gatos de todos los colores y tamaños.
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Un escritor muy famoso dice que quiere entrevistarme para su revista. Me sorprende porque no sabía que tuviera una revista y, además, sé que le caigo mal. Insiste, me dice el lugar y la hora y tomo el tren de cercanías (aunque es un tren de madera que parece de juguete). Me bajo en una parada en un descampado. No hay ningún cartel ni nadie a quien preguntar, solo un camino polvoriento. Espero por si el escritor aparece, aunque según van pasando los minutos, pienso que era una broma.

pillapilla

jueves, 24 noviembre 2022. Juego al pillapilla con Sheldon y Howard (de Big Bang Theory) en una habitación pequeña donde han marcado un recorrido con cinta de policía. Jugamos a gatas y Sheldon lleva los ojos vendados. He llegado al final y estoy contra la pared. Howard se mete por medio para que lo pille a él en vez de a mí. Sheldon se marcha eufórico, diciendo que ha ganado. Howard y yo nos quedamos un rato sentados en el suelo, frente a frente. Le doy las gracias. Alguien me te la cabeza en el cuarto y dice: Se ha quedado viudo.
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Al salir del dormitorio de mis padres cierro bien a puerta porque mi padre no quiere que se meta el gato. El gato está en el pasillo. Lo empujo con el pie hacia el salón. En el salón hay varios gatos de distintos colores y tamaños (el más pequeño estrecho como un lápiz). ¿De dónde han salido?, pregunto a mi madre. No dice nada. Le digo a mi prima Elisa que hay que deshacerse de ellos antes de que los vea mi padre. Elisa dice que ella se encarga. Mi padre aparece y le enseño unas monedas para distraerlo. Coge también una que hay sobre el taquillón. ¡Esa no!, le grito, ¡Son cinco yenes y te traerán mala suerte!

germinados

domingo, 20 noviembre 2022. Daniel y yo salimos de su casa (que no se parece en nada a la suya). En el portal hay un espacio para aparcar el coche. Le pregunto dónde está. Dice que tienen que dejar sitio para la fiesta. Le pregunto si fue ahí donde cantó ópera. No dice nada. Le digo que cante para mí. No dice nada.
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Camino con Eduardo por la calle. Al ir a cruzar me agarra del brazo muy fuerte como si temiera que me fuera a pasar algo. Llegamos a un restaurante. Nos esperan Alberto y Javi R. Piden ensaladas de germinados y pan de tomate. Alberto me pone agua. Le digo que tengo suficiente. Ahí se nota cómo es alguien, dice con desprecio. Le digo que estoy harta de sentirme juzgada y de él. Me levanto y me voy.
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Javi M. va con unos compañeros de trabajo, se para y me habla de unas películas que tengo que ver. Alberto aparece vestido de esquimal. Dice que va a nadar. Lo seguimos por curiosidad hasta la piscina. Hace sol pero mucho frío. El jardinero le dice que la piscina está cerrada porque tiene una capa de hielo. Para llegar a casa tenemos que pasar por unos rulos que dan vueltas como los de Humor Amarillo.

el hombre cangrejo

sábado, 19 noviembre 2022. Manuel dice, ven. Nos sentamos en la acera con la espalda pegada a la pared. Dice que, después de pensarlo mucho, ha decidido que podríamos vivir juntos. Le pongo la mano en la cara, le doy las gracias. A tu lado soy una vieja, le digo. Él insiste. Cada vez que me da razones por la que saldría bien, lo voy viendo más y más joven. Una chica asoma la cabeza, como si hubiera estado escuchándolo todo. ¡Dile que una vez al año te vas a Grecia con un exnovia!, grita. Eso por supuesto, dice él y hace que baila. ¿Con aquella rubia loca?, pregunto. Esa misma, responde y sigue bailando.

boda

jueves, 17 noviembre 2022. Quiero comprar unos zapatos elegantes porque se supone que tengo que ir a una boda. Veo unos que me gustan, pero cuando voy a probármelos una chica me los quita de las manos. No sé qué pasa después. Miro escaparates, me siento muy sola, pienso que en realidad no quiero ir a ninguna boda ni necesito comprar nada que solo voy a usar un rato. Llego sin querer a la misma zapatería. La chica que me quitó los zapatos parece que llora, pide disculpas por algo. Mi amiga puede confirmárselo, le dice a la dependienta al verme. Le digo que no la conozco de nada, que ni siquiera sé cómo se llama.
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Alguien me envía un paquete. Parece uno de esos contenedores que guardan muestras en nitrógeno líquido. Después de usar varias claves para abrirlo, saco un tubo. Se supone que es algo muy importante y peligroso. Por más que lo miro no sé qué hacer con él.

jornaleros

miércoles, 16 noviembre 2022. Se supone que es la casa de mi abuela pero no se parece en nada. Mi prima Cristina está recostada en un sillón. Me extraña que lleve un vestido de gasa celeste y unas botas altas de cuero con taconazo. Llegan unos jornaleros muy enfadados. Miro por la ventana y decido no abrirles. Entran de todos modos. No sé qué hacen allí ni por qué me protestan a mí. Una señora me pone delante una caja de cartón llena de fruta. Me echa en cara que mientras trabajaba tenía la regla.

escombros

lunes, 14 noviembre 2022. Entro con Míchel y otro chico a varias casas con los pasillos llenos de escombros. Al salir de una de ellas veo en el suelo, junto a la puerta, una caja de un juego de mesa con figuritas de dibujos animados. Quiero llevarme uno de recuerdo, pero no sé cuál.

castillo

sábado, 12 noviembre 2022. Llego a casa de mis padres. En la calle hay muchísima gente a los dos lados de la acera. Un tipo muy parecido a Mocito Feliz se abre paso. Aprovecho para cruzar y entrar en el portal. Bajo los buzones hay papeles tirados. Al subir para coger el ascensor, no hay ascensor y en las escaleras han colocado cordones rojos para impedir el paso. Me cuelo por debajo intentando no tocarlos. Cuando llego al piso de mis padres no hay puerta, la han corrido un metro y queda completamente pegada a la de la vecina. La de la vecina está abierta y la casa por dentro parece otra. Oigo voces arriba, subo un piso más. La puerta también está abierta. Veo a mis padres al fondo de un salón enorme con chimenea. Todo es oscuro (en tonos rojizos) y abigarrado. Parece que estén en un castillo. Mi hermana corre a mi encuentro, la evito y abrazo a mi madre.

casa tren

miércoles, 9 noviembre 2022. Alberto y yo estamos en la terraza de casa, pero da a la casa que había frente a la casa de Nuria. Dos tipos parece que están peleando. Le digo a Alberto que se aparten para que no nos vean. El moreno le dice al rubio, ¡no te tires!, pero lo está empujando. El rubio consigue entrar en casa, se sienta en la habitación del piso de arriba y mira por la ventana con los brazos cruzados. El moreno grita, ¡me voy a tirar!, pero no hace nada.
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Entro en una tienda donde venden y arreglan bolsos. Parece una tienda de lujo. No sé qué hago allí. Delante del mostrador hay taburetes como si fuera la barra de un bar. Una chica me pregunta qué deseo. Le pregunto si mi bolso está listo. Detrás, veo una bolsa de papel blanca con mi nombre, pero está vacía. La chica desaparece. Pienso que van a tardar y salgo un momento a la farmacia de al lado, pero está cerrada. Cuando intento entrar otra vez en la tienda de bolsos me pilló los dedos con la puerta. No puedo sacar los dedos de entre los barrotes.
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Es la hora del tren de cercanías. Mi padre dice que va a acompañarme, le digo que tengo mucha prisa, pero se entretiene buscando al gato porque cree que ha entrado en su cuarto. Le digo que no se preocupe y salgo corriendo. En vez de correr por la calle otra vez estoy dentro de la casa. La casa es una serie de habitaciones, una detrás de la otra. Cada una con un dormitorio. Una de ellas tiene una mesa de hierro grande y ligera. Mi madre dice que mi padre tenía que dejar al gato y acompañarme. Le digo que prefiero ir sola, que no se preocupe. Sigo pasando de habitación en habitación. La casa no se acaba nunca.

built to spill

domingo 6 noviembre 2022. Estoy con Carmen en lo que parece el patio de una iglesia. Le hace fotos al erizo César. Lo deja sobre un seto y nos escondemos para ver qué pasa. Un cura y un monaguillo se acercan y lo observan. Comienza a llover y vamos a por él. Entramos un momento en un bar a secarnos. Una chica me pregunta desde cuándo soy amiga de Odila (Carmen se ha transformado en ella). Le digo que desde 3ºEGB, que la casa de sus padres y la de mi abuela estaban pegadas (y hago un gesto con los dedos índice). ¿Cuándo quedaste con ella?. Hoy, respondo. Pues tu madre no me ha dicho lo mismo, dice y se va. No entiendo nada. Carmen/Odila me pregunta quién era. Le cuento que se llama Pili y la conocí en 1ºEGB, que hicimos la comunión juntas, que sale en la fotos, que nunca fuimos amigas. Salimos del bar mientras se lo cuento, pero Carmen/Odila ahora es Sonia. Llega su novio (un chico alto, pelirrojo, que no se parece en nada a su marido). Les cuento que en 5ºEGB Pili me robó el compás. Les explico con todo lujo de detalles cómo era el compás y cómo me lo robó. Mientras, hemos llegado a una especie de parque temático. Sonia dice que quiere ir al cine. Nos ponemos en una cola. Veo que compra tres entradas. Pienso que una es para mí, pero veo que su novio compra otras tres. Compro la mía. La taquilla está en alto y tiene el tamaño de una ventana. No sé si llevo suficiente dinero. Vuelco el monedero y aparecen monedas, un espejito, lápices y todos los cachivaches que suelo llevar. El taquillero se ríe. Así me gusta, dice, que me den suelto. Toma unas monedas y me da tres entradas. No digo nada. En la cola todos cuchichean. Lo ha hecho reír, dicen y me miran cundo paso (al parecer tenía fama de antipático). Nos sentamos en una grada a esperar la hora de cine. Yo estoy entre un montón de chicas y ellos en la de enfrente. Hay música de fondo que no me gusta nada, pero de repente suena Built To Spill. ¡Han puesto el cedé completo!, ¡así es como hay que escuchar música!, grito poniéndome en pie. Nadie me hace caso. Canto las canciones a la par que el disco. Miro entre las gradas por si alguien más se las sabe. Pienso que si alguien se las supiera, probablemente, sería Jota. Pienso que si lo viera lo reconocería.

vitaminas y sillas

sábado, 5 noviembre 2022. He ido al médico por los resultados de mis análisis. La consulta está en un portal. Todo está muy desordenado. La médica despeinada, mirando el reloj continuamente. Me pregunta qué he tomado. Vitaminas B1 B6 y B12, tres meses, como me dijo. ¡Qué barbaridad!, eso contamina muchísimo. No sé si se refiere a mi organismo o a al mar (a través de la orina). ¿Y los análisis?, pregunta y señalo a un montón de papeles que hay sobre un mostrador. Saca uno cualquiera sin mirar y me dice que todo está bien, que siga sin beber alcohol. Sale en estampida a la acera y, mientras se aleja, dice que ya no necesito seguir tomando la medicación.
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No sé cómo hemos coincidido, pero Daniel, Ferran y yo vamos juntos por calles estrechas (parecen de algún pueblo blanco) hacia el coche de Daniel. Se supone que vamos a ayudarlo a recoger unas sillas en un instituto y llevarlas a la facultad. Les digo que tengo que volver pronto a casa porque a la mañana siguiente Alberto se va a de viaje y quiero verlo aunque sea un rato. Le pregunto a Ferran cómo está. Dice que sigue siendo diabético, que tiene que pincharse cada día, pero que a pesar de eso nunca ha jugado con su novia a médicos y enfermeras. En una de las calles más estrechas hay lápices y libretas abiertas y desperdigadas por el suelo, como si hubiera sido fin de curso y se hubieran querido librar de todo. Recojo del suelo unos lápices diminutos, del tamaño de una uña. Se los ofrezco a Daniel y Ferran. Cada uno coge dos. Llegamos al coche de Daniel (me extraña que sea color morado oscuro). Dice que recordemos dónde está aparcado para meter después las sillas. Ferran dice que vayamos por un atajo, campo a través. Le digo que no se orienta bien, que quizá sea mejor ir por el camino normal. Daniel se decide por el atajo. A los lados del camino de tierra hay grupos haciendo barbacoas. Parece que hayamos viajado en el tiempo porque todos llevan pintas de los años 70 (pero no son disfraces, son de verdad). De repente se ha hecho de noche, no sé absolutamente nada, ni las brasas de las barbacoas. ¡Daniel!, grito. ¡Ferran!, grita Daniel a lo lejos. Ferran no responde.

pantalón de espiguilla

jueves, 3 noviembre 2022. Daniel y yo tenemos que leer poemas en un festival o algo así. Llegamos a una plaza enorme donde han colocado una carpa y sillones y sillas desvencijadas que parecen traídas cada una de una casa. No sabemos muy bien qué tenemos que hacer. Llega un tipo muy delgado y muy alto (mide más de dos metros) sonriendo, con los brazos abiertos. Me abraza como si me conociera de toda la vida. Qué distintos somos fuera de internet, le digo y lo empujo hacia uno de los sillones, para que sentado quede a mi altura. Él dice que soy igual fuera que dentro, que incluso llevo la misma camiseta de rayas. No le digo nada, pero en la foto era roja y negra, y la que llevo en ese momento azul y blanca. Me excuso, le digo que pensaba ponerme un pantalón igual al que lleva, curiosamente, pero no me ha dado tiempo a cambiarme. Mientras hablamos toco su pantalón de espiguilla a la altura de las rodillas. Hablamos como si nos conociéramos de toda la vida. Daniel se ha sentado un metro más allá. Unas chicas (se supone que son sus fans) se acercan tímidamente para que les firme su libro. Ese poeta cerrará el festival, dice el tipo alto y señala a Zayas que pasa de largo sin vernos. Otro tipo con voz de tombolero anuncia desde el escenario que va a comenzar el festival. Lanza caramelos al público. No nos llega ni uno, pero noto que bajo mi asiento hay un puñado de cubitos. Pienso que son los caramelos del día anterior (lo raro es que no tienen envoltorio). Los lanzo con cuidado sobre el tipo alto, Daniel y las chicas. Se ríen. Los cubitos resultan ser de plástico o madera y llevan dibujos de anuncios antiguos. Quiero llevarme uno de recuerdo, pero son todos tan bonitos que no sé cuál elegir. También encuentro un monedero antiguo y un pasador. Llévaselos a tu niña de recuerdo, le digo a Daniel. Daniel le regala el monedero a una de las chicas. Para ti, reguapa, le dice. Vaya, a ella le llamas reguapa y a mí maldita decadente, le digo en tono jocoso. Todos nos reímos.

demasiado cansada

miércoles, 2 noviembre 2022. Tengo a Manuel delante. Se supone que hemos quedado en un bar después de varios años sin vernos. Estoy tan cansada que no soy capaz de abrir la boca para contarle nada. Él me mira y me pone la palma de la mano en la cara.