casa tren

miércoles, 9 noviembre 2022. Alberto y yo estamos en la terraza de casa, pero da a la casa que había frente a la casa de Nuria. Dos tipos parece que están peleando. Le digo a Alberto que se aparten para que no nos vean. El moreno le dice al rubio, ¡no te tires!, pero lo está empujando. El rubio consigue entrar en casa, se sienta en la habitación del piso de arriba y mira por la ventana con los brazos cruzados. El moreno grita, ¡me voy a tirar!, pero no hace nada.
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Entro en una tienda donde venden y arreglan bolsos. Parece una tienda de lujo. No sé qué hago allí. Delante del mostrador hay taburetes como si fuera la barra de un bar. Una chica me pregunta qué deseo. Le pregunto si mi bolso está listo. Detrás, veo una bolsa de papel blanca con mi nombre, pero está vacía. La chica desaparece. Pienso que van a tardar y salgo un momento a la farmacia de al lado, pero está cerrada. Cuando intento entrar otra vez en la tienda de bolsos me pilló los dedos con la puerta. No puedo sacar los dedos de entre los barrotes.
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Es la hora del tren de cercanías. Mi padre dice que va a acompañarme, le digo que tengo mucha prisa, pero se entretiene buscando al gato porque cree que ha entrado en su cuarto. Le digo que no se preocupe y salgo corriendo. En vez de correr por la calle otra vez estoy dentro de la casa. La casa es una serie de habitaciones, una detrás de la otra. Cada una con un dormitorio. Una de ellas tiene una mesa de hierro grande y ligera. Mi madre dice que mi padre tenía que dejar al gato y acompañarme. Le digo que prefiero ir sola, que no se preocupe. Sigo pasando de habitación en habitación. La casa no se acaba nunca.