socavón y cuatro novios

sábado, 29 diciembre 2018. Intento cruzar con mi sobrina la carretera de los montes. Cada vez que ponemos el pie en el asfalto aparecen un montón de coches (como en aquel capítulo de La Pantera Rosa). Corre, le digo. Corremos de la mano. Al llegar al arcén hay un socavón. Salta, le digo. Pero no lo supera y cae. Es muy profundo, no sé cómo voy a sacarla de allí.
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Hay una lectura. Noelia ha preparado una acción: Cada vez que aparezca en el poema, que va a leer en el escenario, la palabra rojo, debemos sacar una barra de labios y pintarnos. La mía se rompe a la primera. Dos señoras se ríen entre dientes. Después me toca a mí. Le pregunto a María Jesús de cuánto tiempo dispongo. Dos minutos, dice muy seria. Pienso que será imposible resumir Bleturge en dos minutos. Aparece Jesús Gea (al que hace más de 30 años que no veo). No se acuerda de mí. Me cuenta que ahora es editor. María Jesús le pregunta cuantos novios tuve joven. Cuatro, responde él sin pensárselo. Lo miro y niego con la cabeza como diciéndole: Ya te vale.

alfombra y armónica

jueves, 27 diciembre 2018. Los muebles de la casa de mis padres están cambiados de sitio. La puerta del cuarto secreto de mi padre está abierta. Faltan muebles y la alfombra. Me alegra que hayas hecho limpieza, sin la mesa de dibujo ahora tienes sitio de sobra para sentarte y escuchar música, le digo. Mi padre niega con la cabeza. No hay libros. Le pregunto a mi hermana qué ha hecho con ellos. No dice nada.
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Voy en silla de ruedas. La calle está en obras y debo levantarme varias veces para sortear obstáculos. Llego al portal, de la que se supone es mi casa, y una pandilla han colocado barras para hacer deporte. Para llegar al ascensor debo subir con la silla por la escalera de un tobogán. Los chicos se ríen. Cuando por fin consigo subir, el ascensor es un metro. Los chicos suben conmigo. Se cuelan. Yo Tardo un rato en meter el billete de metro en la máquina porque es de papel de seda y está mojado. El andén es un arriate recién regado. Están sentados en el suelo y me uno a ellos. Una chica me pasa a su bebé. Te conoce, dice. Las dos intentamos hacer memoria. ¿Miriam? Sí. ¿Fotógrafa? No. Seguimos pensando. Llega el metro, es de madera, destartalado. Subo con Miriam. Los demás cruzan las vías y se alejan. Abro una ventanilla y grito: ¡Decidle a Ale que tengo su cazadora y su armónica!

silla-patín

miércoles, 26 diciembre 2018. Estoy en el paseo marítimo y comienza a anochecer. Pienso que sería más rápido subir por el Camino Nuevo si tuviera un patinete. De repente estoy en un patinete (que más bien parece una silla de escritorio) y subo por la acera a toda velocidad. Al llegar a la altura del que era mi colegio ya es noche cerrada. Hay camiones de reparto en la acera y aun así consigo pasar esquivándolos. El camino cambia y aparezco en General Ibáñez. Luce el sol, las niñas salen del colegio. Bajo la calle donde vivía mi abuela a toda velocidad esquivando un cubo enorme de basura. Bajo y subo las aceras sin bajarme de la silla. Incluso entro en el jardín poniendo rectas las piernas para empujar la cancela. Así llego hasta el pasillo, donde mis tías planchan. Imposible esquivarlas.

colchones

sábado, 22 diciembre 2018. Alberto y yo caminamos por la calle. Parece que hemos salido apresuradamente de casa porque sólo llevo una camiseta. Menos mal que cogí esta rebeca larga, pienso. La rebeca me llega hasta los pies y me la cruzo ante la mirada de una señora que sale del mercado cargada de bolsas. Llegamos a la que era la casa de Rosamari y ahora es un loft donde vive mi cuñada. Hay colchones en el suelo. Dicen que todo está preparado para cuando lleguen. No sé de qué hablan. Mi sobrina dice que han llegado mis amigas. Suben Sonia y Míchel. Sonia dice que ha reservado y tenemos que irnos ya. Le digo que estoy en camiseta, que esa noche no podemos salir porque además me duele la cabeza, tengo que dejar listas las cosas de navidad y, encima, salimos temprano de viaje. Sonia me enseña la pantalla de su móvil con un avatar de su cara poniéndose roja de ira. Me asomo al balcón. Mi cuñada está en la acera empapándose bajo la lluvia.

mosquetones

viernes, 21 diciembre 2018. Mi sobrina me llama para darme las gracias por haberla apoyado siempre. Me extraña que me llame porque la he visto por casa. ¿Dónde estás? En el cuarto de baño. Salimos a la terraza. Llevo algo atado a la cintura con unos mosquetones. Al soltarlos un gato sale corriendo y se estrella contra las macetas.
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Parece que esperamos a que nos trasladen al aeropuerto, pero nos llevan de un lado a otro en un bus destartalado. Los pasajeros comienzan a cansarse, compran chucherías, incluso una señora compra tomates. Intento llamar a casa para decir que llegaremos tarde a la cena de Nochebuena, pero en el móvil solo aparecen cientos de fotos que, además, no son mías.

calzones y cabeza de baltasar

jueves, 20 diciembre 2018. Hago de abogada de Martin Sheen para que no le quiten al niño que hace de sobrino en su serie. Para defenderlo, digo: Este hombre jamás dejaría que su sobrino fuera en calzones. En ese momento aparece el niño con unos calzones blancos enormes. Su tío se alegra tanto de verlo que cantan juntos una canción delante del juez.
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(Siesta con jaqueca de fondo)
Tengo la cabeza de Chivite en mi regazo. No hay cuerpo, sólo la cabeza. La cabeza va disfrazada de rey Baltasar. Me dice: Tengo que contarte una cosa. Dime. Me he puesto un pendiente. Busco su oreja. Efectivamente lleva un cristalito de plástico celeste que cuelga de un hilo. Todavía le queda algo de costra, no ha cicatrizado del todo. ¿Te duele? No. Dice y se duerme.

animales sueltos

martes, 18 diciembre 2018. Espero a alguien en el garaje de la casa de mis padres. En una de las plazas hay basura. Rescato libros antiguos de Alianza Editorial y un par de tomos del tebeo Lily encuadernados. Se me desvencijan entre las manos.
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Se supone que hemos visitado una especie de alcazaba y Alberto se ha hecho con la llave, así que nos colamos por la noche para verla tranquilamente. La entrada es un laberinto de piedra. Comienzan a aparecer animales sueltos (cerdos, avestruces, ocas). De la caseta del guardia salen dos señoras muy mal encaradas. Les cuento cosas sin sentido para distraerlas y escapar. Alberto señala unos caballos y dice: Quiero cavar. Será cabalgar, responde la señora. Empiezo a temer que no vamos a salir de allí bien parados.

malas noticias

lunes, 17 diciembre 2018. Hay una fiesta en una terraza. Alguien me dice que nadie debe entrarse de las malas noticias. Yo me encargo, le digo. Me dedico a cambiar las pilas de todas las radios del barrio por pequeños tubitos de pasta de diente.

la segunda oportunidad

jueves, 14 diciembre 2018. Antonio conduce. Yo voy justo en el asiento de atrás. El paisaje y el día son preciosos (árboles a los lados, cielo azul, sol). Antonio suelta el volante y busca algo entre la ventanilla y el techo del coche. Nos acercamos a una curva a toda velocidad. Podría conducir yo, le digo justo antes de caer al vacío. Como en la imagen de aquella serie sobre accidentes de coches, "La segunda oportunidad", el sueño da marcha atrás y volvemos al momento en el que Antonio busca algo. Sucede exactamente lo mismo y caemos al vacío.

álbum menguante

martes, 11 diciembre 2018. Caminamos hacia casa. Oigo, unos pasos atrás, a mi cuñada quejarse de algo. Dice que dije que les enseñaría mi álbum de fotos y había muy pocas. No comprendo que se ponga así por una tontería. Le explico que hice una criba y sólo dejé las más representativas. Nada. Comienza a encenderse, intenta pegarme. No entiendo nada.

pamela

sábado, 8 diciembre 2018. Subo una rampa de piedra, cada vez se empina más, debo agarrarme con las uñas para no caer. En la cima hay un arco también de piedra. Toda una familia de indios me recibe. ¡Balcón de Europa!, dicen muy contentos. Les explico que el Balcón de Europa está en Nerja. La madre señala con el dedo el arco. Yo señaló hacia el este. ¿Lejos? 50 kilómetros. La decepción en sus caras. Los dejo atrás y entró en una iglesia. Mi madre está sentada en el altar con la espalda pegada a la pared. Pienso si se habrá perdido. Llega un tipo vestido de cocinero. Si buscas las piruletas quizá se hayan derretido, le digo señalando a mi madre que las ha usado como cojín. Estamos en casa, dejo a mi madre en el sofá con la estufa puesta y me pruebo una pamela blanca calada (en realidad es una tapa de cubo de basura). Mi tía dice que si voy así a la boda dejaré en mal lugar a toda la familia. Eso pretendo, respondo. Miro el reloj, pienso que llego tarde a clase (aunque es de noche). Al llegar al portal saludo a unas vecinas. Mientras me alejo hacia Económicas oigo a mi madre decirles a través del telefonillo que me digan que he olvidado la pamela. Nadie me dice nada.

corra, pero elegantemente

miércoles, 5 diciembre 2018.  Camino por la calle. A ratos es de noche, a ratos es de día. Alberto va delante con nuestra sobrina, cruzan la calle, me quedo atrás, tengo que correr porque el semáforo va a cambiar. Intento correr con elegancia porque quiero que los que están en sus coches piensen "Qué elegantemente corre esa mujer", pero a llegar a la cera casi me estampo contra un muro. Aparecen Chivite y su mujer. Chivite me pone la mano en el hombro. ¿Qué te cuentas, Bono?", dice. A ratos es Chivite, a ratos Enrique. Después se despide, camina delante de nosotros de la mano de su mujer. Parecen dos adolescentes, pienso. Alberto y mi sobrina han desaparecido. Recuerdo que Alberto dijo que si nos perdíamos nos veríamos en el café más bonito del pueblo. Estoy en un autobús. Quiero bajar, pero no me sé las paradas. Cuando todos bajan, yo también. Plaza con casas humildes y encaladas. En una pone "Café". Entro. Es un restaurante muy lujoso. Está vacío. Estoy en el pasillo de lo que parece una residencia de estudiantes. Abro una puerta y Alberto está en la cama leyendo el periódico. Por fin has llegado, dice. En ese momento llega Míchel. El pasillo es tan estrecho que tengo que meter barriga y dejar de respirar para que pueda pasar a su habitación.

amalgama

martes, 4 diciembre 2018. Estoy en el dentista. Me siento y cierro los ojos. Al cabo de un rato miro de reojo y lo veo haciendo una escultura de Nefertiti de tamaño real. Pienso que no le va a quedar amalgama para empastarme la muela.

consecuencias

lunes, 3 diciembre 2018. Estoy sentada con un montón de gente que no conozco alrededor de una plaza. Un tipo nos dice que llamemos a alguien, lo insultemos y amenacemos. Me levanto y le digo que no pienso hacerlo. Me mira extrañado, me pregunta si de verdad creo que los demás lo están haciendo. Quizá alguno , dice, lo pero los demás están fingiendo. Respondo que no pienso llamar ni fingir. Atente a las consecuencias, dice.
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Estoy con Andrés en la terraza de un bar. Me dice con un gesto que termine mi cerveza. Mi cerveza es una copa enorme de color marrón donde flotan, lo que parecen, fibras de tabaco. Andrés me pregunta como están las flores. Supongo que ha visto unos geranios que llevo envueltos en papel de periódico. Le explico que estuve podando y, como vi que tenía una pinta muy triste, decidí llevármelos para darme un toque de color. Hablando de colores, dice señalándome los brazos ¿cómo se llama esa enfermedad inglesa de las venas? Me encojo de hombros. Nos quedamos mirando las venas de mis brazos, en cada uno hay dos muy marcadas, una muy blanca y otra muy azul.