cortinas abombadas

martes, 28 septiembre 2021. Mi cuñada me enseña unas cortinas que ha comprado (se parecen a las que vi en casa de su prima hace poco). Le digo que son muy bonitas. No digo nada de que estén mal puestas y que se note que detrás no hay ventanas sino montones de ropa.

aquella mecedora

lunes, 27 septiembre 2021. Estoy en la barra de un bar. Todo está muy oscuro y huele a discoteca de los 80. Un chico (mezcla entre mi sobrino Diego y mi amigo Carlos) se acerca a mí. Me cuenta que le han hecho pruebas y no han encontrado nada, que quizá esté todo en su cabeza. Le digo que quizá sería mejor que le hicieran un escáner (aunque sé perfectamente que no necesita un escáner). Sé perfectamente que no necesito un escáner, dice como si me hubiera leído el pensamiento. ¿Te acuerdas de aquella vez delante del buró?, me pregunta. Me acuerdo, le digo (aunque pienso que no fue delante del buró: fue en la mecedora, él no tendría más de cinco años, me dijo que cerrara los ojos y me besó). De repente no es un chico alto, vuelve a ser un niño, se acerca a mí y me besa. Aprieto mucho los labios, intento meterlos hacia adentro como si no tuviera boca.

la catapulta

domingo, 26 de septiembre de 2021. Carmen nos enseña su casa. Es una casa tan grande como Conde Duque, pero tiene las paredes encaladas al modo de una gruta o al modo de las casas de Chaouen, con las paredes encaladas en un leve tono añil. Otras habitaciones son directamente azules. Las paredes están cubiertas de vestidos. Mientras nos enseña su casa (a mí y a un grupo de mujeres) veo que en el enorme patio que hay abajo se está rodando una película. Estoy a la vez en las dos partes: viendo la casa y formando parte de esa película. Alguien me sienta en una especie de catapulta con elásticos y pienso: Me voy a estrellar contra aquel muro. Pero no digo nada. Estiran la goma y salgo despedida. Cuando llego al muro caigo lentamente al suelo como lo haría una pluma. Alguien me enseña unos papeles con el guión de la película, me grita y me dice que lo he hecho mal.

conga

sábado, 25 septiembre 2021. Un grupo heterogéneo, jóvenes y viejos (sobre todo viejas) en una especie de encuentro en un crucero quieto (es un barco enorme pero no navega). Julián López (lo vi en la Feria del Libro) se me acerca y comienza a contarme algo. Al notar en mi gesto que no me interesa nada de lo que dice, se para y me pregunta: ¿Es que no te interesa? No, respondo. Se sorprender de mi sinceridad, dice que desde que es famoso nadie se atreve a decirle la verdad. Me abraza. Dos señoras, desde un sofá Luis XV, me preguntan dónde podrían hacerse un seguro. Les digo que Julián es el mejor asegurador. Quieren abrirse una póliza de un millón de euros. Ahí los dejo hablando y aprovecho para escabullirme. Entro en una habitación (que parece un todo a cien) donde un montón de gente hace una conga alrededor de las estanterías. Me uno a ellos para no llamar la atención. Pienso que nada tiene sentido, que en realidad me gustaría estar en casa. De repente camino por un sendero embarrado. Pienso en lo bien que me vendrían las botas de soldado que llevé hace poco a que les pegaran las suelas. De repente las llevo puestas, pero las suelas se despegan. Vuelvo a caminar sobre barro. Pienso en que ojalá se hiciera de noche para no ver dónde piso. Se hace de noche, todo está tan negro como si tuviera los ojos cerrados.

menuda bronca

viernes, 24 septiembre 2021. Se supone que es la casa de mis padres, pero es mi casa. Mi hermana y mi madre dejan cosas por en medio, todo está desordenado y sucio. Mi padre dice que todavía no he visto lo peor. Miro dentro de la lavadora y hay un ratón y un teclado. Los saco pero no creo que vuelvan a funcionar. Les hecho una bronca tremenda.

la trampa

jueves, 23 septiembre 2021. Huyo de algo. Una señora, que está pintándose los ojos en el portal de su casa, me dice que entre y me esconda. Al final del portal hay un hueco entre la pared y la escalera. Oigo un ruido, miro hacia arriba y una viga de hierro me cae encima a toda velocidad y me aplasta.

áfrica

domingo, 19 septiembre 2021. He quedado con mi madre en un restaurante. Cuando estoy a punto de llegar me doy cuenta de que llevo botellas y plásticos que tenía que haber echado en los contenedores de reciclaje. Junto al paseo marítimo hay dos. Al meter la mano en el bolso me doy cuenta de que llevo dos móviles, el mío y otro naranja y negro que parece de juguete. Cuando llego al restaurante mi madre no está. Empiezan a llegar conocidos que no tengo ganas de ver y salgo por un lateral. Intento llamar a mi madre pero el móvil tiene muchas teclas muy pequeñas y cada vez que pulso una aparecen dibujos en la pantalla. En esas estoy cuando se me acerca una chica con sus hijos. Al parecer los niños dicen que quieren jugar con el móvil (ya imaginaba yo que era un juguete, pienso). La chica me resulta familiar, le pregunto si estaba en mi clase, en el colegio. No se acuerda. Eres África, pienso pero no le digo nada. En ese momento llega mi abuela. Se la ve realmente esplendorosa (me alegro muchísimo de verla porque lleva muchos años muerta), la abrazo, huele a perfume de rosas. Le cuento que estoy esperando a mamá y le presento a África. De repente estoy en una habitación de hotel, sobre el restaurante, y veo a mi abuela y a África en el paseo marítimo, charlando como si se conocieran de toda la vida. Intento llamar de nuevo a mi madre. Nada. Me doy cuenta de que no llevo sujetador. Una señora enorme aparece para ofrecerme algunos. Son enormes y muy feos. A pesar de eso me los pruebo (me quedan pequeños). Dejo a la señora en la habitación y salgo a buscar a mi madre porque está oscureciendo. No doy con el ascensor, los pasillos parecen un laberinto que no lleva a ninguna parte.

tsunami

sábado, 18 septiembre 2021. Hay tres mesas sobre la arena, en la orilla. En una de la mesas hay niños, en las otras dos adultos. Yo estoy en una de ellas mirando hacia el horizonte que cada vez se vuelve más negro. Alguien toma una piedra de la orilla y la tira hacia atrás. Todos les ríen la gracia. Yo pienso que esa piedra podría provocar un tsunami. Según lo estoy pensando, veo una ola enorme que llega y nos arrastra a todos.

tren plateado

miércoles, 15 septiembre 2021. Camino hacia una estación de tren. Alguien pasa a mi lado con prisa, dice que el tren plateado ya llega. Corro para no perderlo. La estación está entre barro y charcas. Una chica salta y cae en una de ellas. Intento hacer lo mismo y acabo ensuciándome hasta las rodillas. Consigo entrar en el tren cuando ya se ha puesto en marcha. El tren está hecho de tablas de madera. Me doy cuenta de que he olvidado la maleta, sólo llevo una cartera de colegio muy vieja. Aparece la revisora y comienza a pedir los billetes. Busco en mi cartera, pero sólo hay dos DNI caducados y dos o tres papeles con apuntes para poemas. Miro a mi alrededor por si pudiera esconderme. Un chico muy parecido a Juan Marqués, como si leyera mis pensamientos, le cuenta a la revisora, al oído, mis planes. Le explico que entré con el tren en marcha, que seguramente mi maleta esté en el andén, le enseño lo que llevo en la cartera. La revisora, que se parece mucho a Sara Mesa, se apiada de mí. Dice que me acompañará durante todo el viaje por si llega el jefe de los revisores. El chivato, Juan Marqués, se cruza de brazos y se va a un rincón con un enfado propio de los cuatro años.

rabal-kinski

domingo, 12 septiembre 2021. Parece una fiesta junto a unas canchas de tenis. Es de noche. Mientras hablo con Carlos, allá en segundo plano veo a Alberto abrazar y besar a una chica. Supongo que me ha cambiado el gesto porque Carlos pregunta qué me pasa. Se lo digo y se alegra mucho. Los hijos de la chica también se alegran. Me levanto para irme pero no sé dónde ir.
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Estoy en casa (la distribución de las habitaciones es diferente). Veo que la luz amarilla del atardecer entra hasta el cuarto de baño, lleno la bañera. Cuando voy a bañarme, alguien corre las cortinas y la casa queda en penumbra. Voy en albornoz a volver a abrirlas. Un tipo discute con su padre a gritos. El padre es una mezcla entre Paco Rabal y Klaus Kinski. El padre sale dando un portazo y su hijo va detrás. Aprovecho para abrir las cortinas, dejar que vuelva a entrar la luz y bañarme, pero la luz se ha ido, la casa se ve gris. Oigo la puerta, creo que es Rabal-Kinski y corro a esconderme en la terraza. Estoy agachada detrás de un muro cuando aparece una chica. Le digo que se esconda conmigo. Le pregunto quién es. Soy yo (dice su nombre). Le digo que debo de estar perdiendo la memoria porque no sé quién es. Ella me explica con mucha paciencia dónde nos conocimos y que quedó en venir a buscarme. Desde la terraza (que ahora no es de muros, es de barandillas de hierro) vemos al chico dar explicaciones sobre su padre a un grupo que hay a las puertas del bar. Los ojos del chico están llenos de lágrimas. Me da mucha pena. La chica, al fijarse en mi albornoz, me pregunta si iba a bañarme en la playa, y al decir playa desaparecen las barandillas. Estamos ante una preciosa playa de piedras. caminamos hasta la orilla. El agua está completamente transparente. Me agacho de espaldas al mar y rebusco entre las piedras. Hay algunas preciosas (de rayas, de colores, con círculos concéntricos). Las voy poniendo en línea. También encuentro dos muestras de perfume de tres centímetros con forma de perro salchicha. Son de cristal amarillo y al tirar del rabo sale una varilla. La olemos. Nos miramos asombradas. Llegan tres niñas, se agachan delante de nosotras y observan la fila de piedras. Temo que me las quiten.

mosquita amarilla

viernes, 3 de septiembre 2021. Unas chicas vienen a casa de mi madre a hacer un trabajo para clase. Una de ellas tiene un hijo. El hijo quiere ver los pájaros que hay en la terraza. Le digo que salga conmigo pero que tenga cuidado. El niño se convierte en una mosquita amarilla muy pequeña. Aparece una avispa asiática y se lo come. Entro en casa sin el niño y sin saber cómo decirle a su madre lo que ha pasado.
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Estamos durmiendo en una habitación con varias personas. Oigo un ruido, me asomo y le digo a mi madre que hay un hombre sentado en el salón, que salgan todos conmigo para ayudarme por si es peligroso. Hay quien se tapa la cabeza con la sábana y no sale. Salimos únicamente mi madre y yo, dispuestas a darle un garrotazo al hombre. Es el vecino, dice mi madre al verlo. Nos cuenta que mi madre ha aparcado en su plaza y viene a vengarse. Le explico que mi madre no tiene coche ni carnet de conducir. Intento convencerlo para que se vaya, pero dice que no puede bajar por la escalera y que el ascensor está roto. Salgo a comprobarlo. Efectivamente en vez de ascensor hay unas tablas muy frágiles como las de las cajas de frutas.

papel arrugado

miércoles, 1 septiembre 2021. Papá es un recortable de papel arrugado. Se deshace en mi mano. Mi hermana se niega a cuidarlo. Le pregunto si quiere venir a vivir a mi casa. El papel dice que sí, se vuelve cenizas y se vuela. Vuelvo desolada. Al entrar en casa encuentro a mi padre sentado en un sillón. Dice que ya era hora de que volviera y comienza con sus exigencias de siempre.