áfrica

domingo, 19 septiembre 2021. He quedado con mi madre en un restaurante. Cuando estoy a punto de llegar me doy cuenta de que llevo botellas y plásticos que tenía que haber echado en los contenedores de reciclaje. Junto al paseo marítimo hay dos. Al meter la mano en el bolso me doy cuenta de que llevo dos móviles, el mío y otro naranja y negro que parece de juguete. Cuando llego al restaurante mi madre no está. Empiezan a llegar conocidos que no tengo ganas de ver y salgo por un lateral. Intento llamar a mi madre pero el móvil tiene muchas teclas muy pequeñas y cada vez que pulso una aparecen dibujos en la pantalla. En esas estoy cuando se me acerca una chica con sus hijos. Al parecer los niños dicen que quieren jugar con el móvil (ya imaginaba yo que era un juguete, pienso). La chica me resulta familiar, le pregunto si estaba en mi clase, en el colegio. No se acuerda. Eres África, pienso pero no le digo nada. En ese momento llega mi abuela. Se la ve realmente esplendorosa (me alegro muchísimo de verla porque lleva muchos años muerta), la abrazo, huele a perfume de rosas. Le cuento que estoy esperando a mamá y le presento a África. De repente estoy en una habitación de hotel, sobre el restaurante, y veo a mi abuela y a África en el paseo marítimo, charlando como si se conocieran de toda la vida. Intento llamar de nuevo a mi madre. Nada. Me doy cuenta de que no llevo sujetador. Una señora enorme aparece para ofrecerme algunos. Son enormes y muy feos. A pesar de eso me los pruebo (me quedan pequeños). Dejo a la señora en la habitación y salgo a buscar a mi madre porque está oscureciendo. No doy con el ascensor, los pasillos parecen un laberinto que no lleva a ninguna parte.