escher

sábado, 10 septiembre 2011. Estoy en lo que parece una habitación de un colegio mayor. Dos chicos me dan un paquete con marihuana para que la esconda. Al momento aparecen dos chicas y rebuscan por toda la habitación. No encuentran nada y se van. Los dos chicos me felicitan, les devuelvo la droga y me despido, pero la habitación no tiene puerta. Al cabo de unos segundos la habitación se ha convertido en una tienda donde venden pañuelos de gasa y cuentas para hacer collares. Busco la puerta para marcharme, pero está en el techo. Me recuerda a un cuadro de Escher. Junto a los pañuelos de gasa hay una señora con pinta de leer el futuro. De todos modos, aunque consiguieras salir por esa puerta, no sabrías encontrar el camino a casa, me dice.