regreso

miércoles, 13 marzo 2013. Llego a casa de mis padres. La que fue mi habitación está desordenada, la cama deshecha como si alguien hubiese estado durmiendo un mes sin cambiar las sábanas. Junto a la cama han colocado una bañera con mampara. La abro, me asomo, está sucia, parece que hayan vomitado dentro. Bajo el vómito distingo varios pares de zapatos de tacón en tonos pastel que no sé de quién son. En el suelo se amontona mi ropa. Intento doblarla, pero mi hermana me habla de su nuevo corte de pelo. Dice que durante mi ausencia ha dormido en mi cama. No le pregunto por qué no ha usado el suyo, sigo doblando ropa. Mi madre se asoma y nos dice si queremos intercambiar los dormitorios. ¡No! , gritamos las dos a la vez.