microteatro

jueves, 8 noviembre 2018. Al encender el portátil aparece una chica pelirroja con trenzas. Se hace llamar "Mi pequeña canadiense". En su página hace comentarios sobre Antonio Muñoz Quintana (entre otras cosas le llama "mi perrito"). Me irrita tanto que lanzo el portátil a la bañera. Alberto me consuela. No sé cómo estoy en la puerta del Hotel Sauce de Zaragoza. Voy a reservar para la semana que viene, le digo a Alberto, y entro. Un chico muy amable me pregunta si he llamado hace un momento para decir que mi era estaba ardiendo. Sin darme tiempo a contestar llama a los bomberos y a la policía. Alberto ha desaparecido. Me siento en el la cafetería del hotel. Dos señoras me miran fijamente las pecas. Ellas tiene el cutis perfecto. Hacen una pequeña exhibición para que les diga cuál tiene mejor tipo. Salgo a la calle. Se me acerca una familia disfrazada de tuaregs. Pasa un trono sin virgen. A mi lado, dos chicas. Me fijo en que una es Ruth Gabriel (de la otra no recuerdo el nombre). Le digo a Ruth que hace poco coincidí con su madre en Madrid y estuvimos hablando de San Fernando. Ruth desaparece de repente. Le cuento a la otra chica que es la segunda desaparición esa noche y que, como siempre olvido coger el móvil, no sé cómo voy a encontrar a nadie. Entramos en una sala de microteatro. El hall es una habitación de hotel. Todas mis cosas están sacadas de la maleta y esparcidas sobre la cama. Las recojo de malos modos y escondo la maleta bajo la cama. Empiezan a llegar actores. Se sientan en la cama, lían cigarrillos. Quiero irme de allí.