abrazo

sábado, 4 julio 2020. Enrique y yo estamos en lo que parece un apartamento turístico. La puerta da directamente a la acera. Estoy recogiendo las cosas para marcharnos cuando, de pronto, empieza a entrar gente con mochilas y sacos de dormir. Se instalan. Les digo que tienen que marcharse porque tengo que entregar la llave antes de las doce, pero nadie se mueve. Enrique me abraza. Dice que no me preocupe por nada.