miércoles, 9 octubre 2024. Estamos, en el que se supone, el despacho de Cristina. Son dos habitaciones enmoquetadas casi vacias. Me extraña que todo esté desordenado porque ella es maniática del orden y la limpieza. Al salir, la última habitación es un ultramarinos. ¿Os pongo algo?, dice un chico vestido de blanco, con gorrito a juego, desde detrás un mostrador lleno de quesos. ¡No me tientes!, dice Cristina. Me cuenta que desde que le duele todo no come nada de lo que le gusta. Le digo que yo hago justo lo contrario, como me va a doler igual, como lo que quiero. Ya en la calle, dice que la acompañe a Ronda, que tiene cita con el especialista. Le digo que Alberto me está esperando en el conservatorio. Aparece Andrés paseando un perro blanco enorme. Yo te acompaño, le dice.