horno

miércoles, 17 marzo 2010. Mi madre conduce por calles muy estrechas, tiene que dar la vuelta continuamente porque el coche no cabe por ninguna. Dice que no sabe en qué ciudad estamos y que me baje a preguntar. Me bajo, pero para no volver. Me siento en la terraza de un bar y saco un libro. Una pareja se sienta conmigo, hablan de sus cosas. Hablan muy alto si importarles que yo los oiga. Hablan incluso de mí, se ríen porque el libro que estoy leyendo está escrito en francés. De repente estoy agachada delante de un horno. Hay mucha gente en la cocina, niños que quieren comer. Al fondo del horno veo una mano y doy un grito. El horno está lleno de carbón, castañas, cubiertos sucios y trozos de tela mojada. No se me ocurre qué voy a poder cocinar con todo eso.