gato atragantado y borja thyssen

lunes, 4 octubre 2010. Salud y yo estamos en una terraza de lo que parece un hotel. Le digo que le quedaría muy bien un vestido tipo japonés. En la mesa de al lado hay una señora sola, sentada mirando hacia la pared. La señora se mete en la conversación, dice que el vestido en azul le favorecería mucho más. Pienso que esa señora está muy sola. Tengo ganas de decirle que sería mejor que se sentara mirando hacia la gente y así le sería más fácil hacer amistades, pero no le digo nada.
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El buzón de la casa de mis padres está lleno de papeles, dos cartas para mí, una planta sembrada en un tapón de plástico y hasta un perro pequeño. Lo subo todo a casa y, cuando lo estoy dejando sobre la mesa, un gato se come la planta con maceta y todo. Si dejo sueño al perro, pienso que va a comerse al gato, así que con el perro en brazos intento sacarle la planta al gato para que no ahogue. El gato tiene los ojos muy abiertos, no puede respirar, consigo sacarle la planta, pero no el tapón, el perro intenta escapárseme.
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Estoy tumbada en el sofá de un recibidor, me duele mucho la cabeza y tengo fiebre. Borja Thyssen llega con bata blanca, me pasa la mano por la frente y me dice que tengo el hueso hundido. Después mete la mano por el escote del camisón hasta colocarla sobre mi pecho. Y además tienes fiebre, dice.