equilibrios y túnel

domingo, 30 enero 2011. Bajo una escalera montada en una bicicleta. Sólo me apoyo en la rueda trasera, manteniendo el equilibrio mientras hablo con Joaquín Reyes, que camina a mi lado. Él alaba mi maestría. Yo no sé cómo estoy siendo capaz de hacerlo, pero sé que sólo lo hago para impresionarlo.
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Hay un monte cubierto de cuadros psicodélicos pintados con pigmentos mezclados con tierra y aceite de linaza. Forman grumos. Están colocados en plan mosaico cubriendo todo el monte. El resto del paisaje está salpicado de personas disfrazadas de modo que se mimetizan entre los árboles. Entro en un túnel. Al parecer, un padre ha dejado ese monte a sus hijos y no se ponen de acuerdo a la hora del reparto. Se supone que yo he ido a investigar el caso y poner algo de orden. El túnel tiene las paredes y el suelo blanco. Hay algunos agujeros laterales que hacen de puerta hacia habitaciones y pequeños túneles. En cada habitación hay un objeto, sólo uno por habitación y a cuál más raro, aunque no consiguen asustarme ni asombrarme. En uno de ellos hay una pierna de mujer ensangrentada. Esto no tiene sentido, así nunca os pondréis de acuerdo, digo en alto. Y al decirlo noto que alguien corre por el túnel hacia la salida y lo cierra. Me quedo dentro a oscuras.