secador

jueves, 5 abril 2018. Estoy sentada con la cabeza colgando hacia abajo. No llevo camiseta. Tengo unos pechos muy pequeños, puedo verlos mientras me seco el pelo. No parecen míos. Un chico se acerca para que le seque el pelo. Tampoco lleva camiseta. Le digo que acerque la cabeza y así nos seco a los dos a la vez. El chico me chupa y muerde los pechos. Se aparta un momento y me mira, como preguntando si puede seguir. Haz lo que quieras, no son míos, le digo. De repente estoy en la terraza de un bar. El camarero me trae la carta. Es el mismo chico al que le he secado el pelo, pero me trata como si no nos hubiéramos visto nunca.