chinchón

miércoles, 5 septiembre 2018. Estamos de excursión con un grupo de desconocidos  en un pueblo que se parece a Chinchón. Deambulamos por la plaza buscando un restaurante donde, se supone, alguien ha reservado para cenar. Alguien me dice que ya he estado aquí, en la boda de nosequién. Mientras esperamos a que preparen la mesa, miramos periódicos amontonados en el bar. Hay algunos con viñetas de Federico del Barrio. Todos lo admiran muchísimo. Me preguntan si es verdad que es amigo mío. Les digo que sí, y que es una persona normal, incluso tímida, a pesar de ser un genio. También, que hemos tenido mucha suerte con su novia porque es encantadora y muy divertida. Por fin nos dan la mesa, es enorme y cuadrada. ¿Cómo nos sentamos?, pregunto, porque si alguien te cae mal puede fastidiarte toda la noche. Se ríen, pero yo lo decía en serio.