pasarela

lunes, 10 junio 2019. Estoy con mi madre en la azotea de un hotel. Vemos la azotea del hotel de al lado a menos de un metro. En la otra azotea hay muchos turistas que de repente hablan entre ellos e incluso bailan. Vemos a mi padre, no sabemos qué hace allí. Forman una conga. ¿Qué te juegas a que tu padre hace la conga? ¿Qué te juegas a que no?, respondo. Efectivamente, mi padre sube unos escalones y desaparece (parece muy triste). Unos chicos llegan con andamios y gafas de realidad virtual. ¡Vamos a jugar a la pasarela!, animan. Quieren que caminemos por una barra estrecha con las gafas puestas. Se supone que con ellas parecerá que andamos por una superficie ancha. ¡Vamos Daniel, tú siempre lo haces al menos un par de veces! Daniel se acerca sin ganas y se pone las gafas. ¡Vamos señora, que para eso se ha puesto esos calcetines tan elegantes!, dicen a mi madre. Mi madre (va sin zapatos) lleva unos calcetines negros de lunares muy gastados. Que no te embauquen, le digo. Mi madre se mira los pies. Es que yo soy muy elegante, les dice, pero no se mueve. Los demás comienzan a caminar sobre la pasarela. Van a caer como moscas, pienso.