licor

lunes, 29 julio 2019. Estoy con un grupo de personas en lo que parece una habitación de hotel. Parece que celebramos algo, aunque no hacemos nada, sólo hablar de banalidades. No estamos sentados, estamos en pie, al rededor de una mesa de madera muy limpia y muy brillante. Llaman a la puerta, pequeño revuelo como si supieran qué va a pasar. Un repartidor trae una botella con etiqueta muy historiada y la pone en el centro de la mesa con cuidado. Todos se admiran con tímidos ¡Oh!, ¡ah! ¡Mira la tarjeta, me dicen excitados. Es una felicitación por algo que no llego a entender. El regalo lo envía Javier. Sólo dice "Felicidades desde Adra". El repartidor me hace una seña con los dedos para que le dé una propina. le digo que sólo tengo cincuenta céntimos, pero al sacarlos del bolsillo veo que es una moneda inglesa de cinco céntimos. El repartidor se enfada muchísimo, hace ademán de llevarse la botella, pero las personas que están en la habitación (y ya se han bebido casi media botella) lo empujan hasta sacarlo de la habitación.