pescadores y vetas

jueves, 2 mayo 2024. Llegó a una librería larga y estrecha. Javier está al fondo, esperándome para una presentación. Se supone que es una antología y debemos leer varios autores. Le pregunto cómo irá la lectura. Dice que como son poemas enlazados, que cada autor que lea uno y el otro lo sigue. Sobre la mesa hay un ejemplar del Diccionario lacónico de Miguel Catalán. Le digo que lo lea, es un libro extraordinario. Él me dice casi al oído, como si fuera un secreto, que tengo que escribir un libro sobre pescadores, que es el tema de moda, que sería auténticamente moderno.
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Llegó a una especie de instituto desangelado. Entro en una sala enorme con unas mesas grandes de madera. Las mesas no pegan nada con el sitio. En una de ellas veo a Chivite y me siento frente a él. Se supone que tenemos que hacer un examen. La profesora hace sonar algo metálico y dice que empecemos. El resto de la clase escribe. Chivite y yo nos fijamos en que la mesa tiene unas vetas que parecen un camino con curvas que van desde él hacia mí. Ponemos cara de velocidad y hacemos los gestos y ruidos de quien conduce un bólido a toda pastilla.