botones

sábado, 8 marzo 08. Me siento en un bidé. Me sale un gran chorro de una especie de puré de patatas blanco, después rosa, por último azul. No sé cómo decirle a mi madre que posiblemente esté loca.
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Carmen, Enrique y yo vamos a cenar a La cazuela de esparterías. Enrique dice que lo mejor para que nadie nos robe los abrigos es cortarle los botones. Veo que Enrique tiene al lado un cajón con un montón de botones de todos los abrigos de los clientes. Me fijo especialmente en unos con forma de cuernos. Alguien ha traído trenka, pienso. También pienso que a la salida será un verdadero lío que cada uno encuentre sus botones en ese cajón. Mientras tanto, Carmen escribe un sms a Enrique, diciéndole que estaremos en el sofá de casa.