adiós a la humanidad

miércoles, 3 febrero 2010. Estoy en una playa, Alberto duerme sobre la arena. Veo cómo se aleja, flotando sobre el mar, una ciudad completa. En la orilla va y viene una figura de tamaño real de un Cristo. Sólo quedamos nosotros para volver a poblar la tierra, pero yo no pienso tener hijos. Y ese Cristo de plástico no creo que pueda procrear ni veo yo que esté para milagros, pienso.