lem y marqués

lunes, 13 septiembre 2010. Un periodista me pregunta cómo viví todo el tiempo que estuve secuestrada en el dormitorio de mis padres. En el sueño consta que acaban de rescatarme. Le cuento que bajo la cama había un agujero con agua de donde sacaba peces. El periodista cierra su libreta y me dice en voz baja que Gagarin hacía lo mismo cuando se quedó aislado en el espacio, que bajo su cama había un lem y que eso le salvó la vida, pero que ningún ruso conoce esa historia, sólo su mujer. Pienso que ese periodista sólo ha oído campanas porque quién estaba bajo la cama de Gagarin era Stanislav Lem y no un pez, y que se salvó gracias a sus historias, no por matar el tiempo pescando. Pero no le digo nada por no alargar la conversación.
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(Siesta). Estamos en un bar muy ruidoso, todos gritan para hacerse oír. Le pregunto algo a Alberto y me dice no grite. No entiendo nada, voy al servicio. A través de la pared oigo a una pareja jadeando. Intento no hacer ruido para que no se sientan incómodos. Espero a que terminen para no encontrármelos a la puerta. Al salir, el servicio da a un descampado y es de noche. El fulard se me cae a un charco, siento una tristeza inmensa. Alguien lo recoge y me lo da. Al ver que es el poeta Juan Marqués me echo a llorar. Me abraza, me consuela, me dice que no me preocupe por nada, y que va a llevarme a casa en su moto.