molécula

sábado, 5 diciembre 2020. Se supone que estamos de visita en casa de una señora que se parece a Kristin Scott Thomas. Me lleva a su dormitorio y me dice que la bese. La beso. Su boca es blanda y llena de saliva. Siento asco. Me retiro, le digo que la boca le sabe a tabaco. Sí, fumo, dice bajando la mirada. Dibujo en el aire, con el dedo, la molécula de la nicotina (que efectivamente queda dibujada como con tiza en el aire). Oh, dice ella. Creo que exagera el tono dramático, pero le sigo el cuento para librarme de ella. Sí, sé que parece preciosa, que parece la Osa Mayor, pero esta osa te mata. Además la saliva te sabe muy mal. Se tapa la boca con las dos manos, me pide disculpas, se va. Pienso que por fin me he librado de ella.
+
Sheldon me observa mientras hago la maleta. ¿No ibas a ayudarme?, le digo. No puedo hacerlo mejor que tú, me dice. Mientras doblo camisetas y las coloco ordenadamente dentro, él se ha transformado en mi amigo Juan Luis y cose algo a máquina. Así terminamos antes, me dice muy sonriente.