colchas de croché

jueves, 3 enero 2020. Compartimos una habitación de hotel con varios amigos. Descubro que la habitación de al lado está vacía y la puerta abierta. La decoración es distinta, casera (colchas de croché, cestos con juguetes, una cuna de madera hecha a mano). Me quedo dormida. Unas voces me despiertan. Pienso que viene a ocuparla y hago las camas a toda velocidad. Repaso si el cuarto de baño está en orden. Abro la ventana para ventilar. Un tipo con traje y sombrero lee una especie de manifiesto en verso muy cutre que hace que la gente que pasa por la calle se pare y aplauda. Al salir encuentro un descansillo de un bloque de pisos. Me vuelvo a mirar la habitación y los muebles han cambiado. Hay una estantería con libros, apuntes y fotos de una pareja sudamericana. El chico de la foto está sentado a la mesa tomando café. Me saluda con la mano, me dice que ha venido a estudiar medicina. Se levanta y sale a despedirme. Una chica deja cartas en los buzones. Él la invita a café, ella dice que no, él saca un extintor y la rocía. Del extintor ha salido pintura plateada. Ella parece una estatua de metal. Cuando se marcha, vemos su silueta en negativo en la pared, sobre los buzones.