patas de elefantes

sábado, 24 junio 2023. Le pregunto algo a Alberto. Me responde una palabra que no entiendo (muy flojito). Se enfada porque no la he entendido. Le digo (muy enfadada) que pare, que quiero bajarme. Como no para el coche, intento bajarme en marcha.
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Mi prima está ordenando unas cuentas de collar sobre una bandeja. La bandeja tiene agua. El agua forma un charco enorme bajo la butaca. Pongo papel de cocina, pero no sirve de nada. Qué suerte ha tenido tu hermana, ¿verdad?, dice. Me cuenta que le ha tocado la lotería y ha comprado un billete para irse a vivir a Noruega. Mi hermana al oírlo se va a la cocina. Salgo a la terraza, Alberto está recogiendo ropa de las cuerdas, le ayudo. Le cuento lo que sé. Dice que no se lo diga a mis padres para que no sufran. Cuando entro, mi prima me hace señas como diciendo: tu hermana me ha echado una bronca. Se van al cine. Le digo por señas a mi prima que hable con mi hermana, que la haga entrar en razón.
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Estamos en un bar. Busco el servicio. Llego aun sótano y al abrir la puerta me lo impide una bañera con cortinas de encaje. El váter está justo delante de una ventana (me pueden ver desde fuera). Detrás de la bañera hay una cama cuadrada y un escritorio con un ordenador encendido. Oigo ruidos, miro al techo. El techo es translúcido. Se ven ramas, horas y las patas de varios elefantes. Temo que el techo ceda y los elefantes me caigan encima.