miércoles, 25 diciembre 2024. Voy con un chico por la calle. Es más bajito que yo, lo llevo agarrado del cuello y él me agarra por la cintura. Pasamos por calles estrechas encaladas. Parece que hay toneles pegados a la pared y gente contenta bebiendo. Veo al grupo de Pili Hortelado (una niña de mi colegio que no veo hace años). Nos saludamos con la mano. Pienso que me criticarán pensando que me he echado un novio nuevo. Llegamos al patio de un bar, también encalado con macetas de colores por las paredes. En la mesa del fondo está mi tía M. Nos sentamos con ella. Un señor se acerca y le dice que tiene que solucionar lo de la grieta, que su casa está en peligro. Pienso que le hablan como si fuera la alcaldesa. Pregunto de qué se trata y hace un gesto de desdén con la mano. Le digo al señor desde la mesa, a gritos, que depende si la grieta es superficial o profunda. Pero el hombre ni se vuelve.