ovejas

lunes, 15 agosto 2011. Estoy en una habitación casi vacía con Andrés. Miramos el paisaje por la ventana. Un monte rojo iluminado, precioso. La iluminación parece artificial. La habitación empieza a moverse como si fuera un tren. Una chica de negro sube el monte como si escapara de algo. Pasan dos ovejas. Merinas, digo señalándolas. Andrés se vuelve hacia mí, me abraza. Te quiero porque eres la única persona que conozco con la que puedo hablar de ovejas, dice.