tsunami y disculpas

domingo, 27 medio 2018. Llegó a casa de Salud. La habitación de Paul está desordenada. Hago la cama y ordenó sus cosas. Salud dice que no hace falta porque no volverá hasta el mes siguiente. En ese momento entra Paul. Nos sentamos en el jardín, me cuentas qué tal le va en Murcia. Oímos un ruido. Hazte pequeño, le digo con urgencia. Ahora es un muñeco de no más de diez centímetros. Me lo guardo dentro de la camiseta y corro a abrazarme a una farola. Se supone que llega inminentemente un tsunami.
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Llego a un bar. A la entrada hay tornos como en el tren de cercanias. Las monedas de me caen varias veces. Finalmente consigo entrar. Es un vagón-bar cuadrado con sofás tipo módulos alrededor. Solo hay señoras mayores. Intento encontrar a alguien conocido. Veo a Adriana, está llorando. La consuelo acariciándole el pelo. Se acerca Christina Rosenvinge. Saluda levantando el pulgar. Le doy la mano, creyendo que me la tendría. Nos reímos, no sabemos que decir, nos disculpamos. Somos cada una más tímida que la otra. Le pido disculpas por un libro que le envié hace años. Le digo que era muy malo, que ahora escribo mejor.