destino bilbao

jueves, 21 agosto 2025. Se supone que estoy en Bilbao. Voy por la calle, delante de mí van Jonás y unos amigos. Se supone que vamos a un festival de poesía. De repente estoy en un camión que conduce Tesán. No te vas a creer lo que acabo de ver, le digo, una chica en patinete pintando un colgante que lleva al cuello. Tesán frena, me bajo del camión y le digo que Google se ha equivocado, que estamos en una calle sin salida que da a un río. Tesán da la vuelta y desaparece. Para separar el borde de la calle del río hay una maceta con una planta que da flores de tres colores (tipo limpiatubos, en rojo, rosa y azul). Le pregunto a un tipo que está vendiendo bocadillos cómo se llama la planta. Es extranjero, dice un nombre muy raro y se va. Alguien que pasa por allí me dice que la planta se llama Lavandera. Pienso que eso es un ave, pero no le digo nada. De repente estoy en un bar muy pequeño con tres señoras que no conozco (se supone que son familia de Alberto). Alberto ha ido a recoger un abrigo a una tintorería y lo veo venir a lo lejos. Dos de las señoras pelean por pagar. Les digo que pago yo, que para eso soy la que ha ido a leer poemas. La tercera señora, al oirlo, dice que entonces pedirá también la merienda. La camarera le dice que hasta las seis no sirven meriendas. Son las seis y cuarto, dice la señora gorrona. Alberto llega, pero en vez de un abrigo trae una capa en una funda. De repente voy con mi abuela y Tesán por una especie de castillo en ruinas. El vigilante los para, dice que no han pagado las entradas y tiene que detenerlos. Yo tengo prisa por volver a Bilbao y le pregunto si la estación de autobús o de tren están cerca. Me da unas explicaciones muy complicadas. Antes de irme le digo que no los detenga, que son mi abuela y un amigo y yo pago lo que deban. El vigilante se ríe y los suelta. Salgo corriendo. Me pregunta porque tengo tanta prisa y le digo, sin parar de correr, que me han dado un premio y llego tarde a recogerlo. Bajo las escaleras a toda velocidad (se van estrechando y volviendo oscuras; pienso que acabaré en el sótano y no llegaré nunca a Bilbao). Salgo por fin a una calle empedrada. Es de noche. Llego a una plaza. Veo una chica que también corre y le preguntó si sabe dónde está la estación. Dice que viene de allí pero no recuerda el camino. Sin venir a cuento dice que escribe poemas. Dudo si decirle que yo también. Nos sentamos sobre unas jardineras sin flores y le enseño un cómic que he hecho pegando folios doblados a una cartulina. La chica no sabe abrir el libro y lo rompe (pienso que si no sabe abrir un libro menos va a saber escribir). De repente tenemos delante una mesa con cervezas enormes. Allí están Alberto, Tesán y Fernando. Aparece Begoña y recompone lo que la chica ha roto. Me legro muchísimo de verla, aunque ella hacesu trabajo y desaparece. La chica me pregunta a qué edad conocí la música de Los planetas. Le digo que muy mayor, con diecinueve, por lo menos. Me dice que es imposible porque el grupo todavía no existía. Voy a cumplir sesenta y un años, le digo y paso de ella. En ese momento aparece Jota y le dice algo al oído a Tesán. Tesán dice que Jota invita. Le enseñó a Fernando una Moleskine con dibujos y textos (parecidos a los que hace Manuel del Barrio y que estuve viendo ayer). Fernando está muy raro porque no lleva barba. Me fijo en que Alberto lleva puesta la capa y unos colmillos de plástico tipo Drácula. Cuanto más me fijo en cada uno más raros me parecene Dudo si serán dobles. Pienso que ya no llegamos a tiempo a Bilbao y siento una tristeza enorme.