viernes, 22 agosto 2025. Estoy en una clase que se parece mucho a la que fue mi clase de 1°BUP. Los pupitres están desordenados y faltan algunas sillas. Me siento en el suelo, pero acabo tumbándome porque me duele mucho la espalda. Un chico se tumba a mi lado y dice que hagamos ejercicio, que el de joven sabía hacer el puntal y el clavo. Yo también, le digo muy contenta e intento hacerlo pero no tengo fuerza para levantar las piernas. Nos reímos. Animo a que las demas hagan ejercicio, todas lo hacen menos una chica con gafas, muy seria, sentada al fondo de la clase (me recuerda a mí de joven). Voy a una clase que ha al lado. Parece una cocina. Veo a mi prima Elisa llorando. Tres chicas la consuelan. Le pregunto qué le pasa, pero niega con la cabeza. De repente la cocina tiene barandilla y da al puerto. Llegan dos coches grandes y brillantes. Salen dos señoras mayores con dos hijas y cada hija con dos niñas mellizas. Cada una trae un perro. Uno de los perros parece una lámpara de fibra óptica. De repente empezamos a movernos como si estuviéramos dentro de un barco y tengo que agarrarme a la barandilla para no caer.