fragmentos

sábado, 5 junio 2010. Carmen y Tony visten a su hijo para su bautizo. La cama en enorme, ocupa toda la habitación, la cama cada vez es más alta.
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Le cuento a mi cuñada, y a su tía, que desde que murió mi suegra me encargo de felicitar los cumpleaños a sus amigas que quedan vivas. Esto ocurre en un autobús en marcha con asientos triples.
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Entro con un chico en un descampado vallado. Sólo hay hierbajos y piedras. Aun así las cercas son de hierro, gruesas, pintadas de amarillo, y tiene varias puertas con cerrojos. Cuando entramos voy cerrando las que me encuentro abiertas. Se nota que te gusta cerrar puertas, dice el chico. Me gusta el sonido que hace el pestillo oxidado, le digo.
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De nuevo con ese chico por un camino de tierra. Un hombre muy parecido de Delibes aparece con un perro entre los brazos. Desde que le dije que se parecía a Delibes no ha dejado de leerlo, me dice el chico. El hombre tira al perro por un cortado. No sabemos si estaba vivo o muerto.
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Parece un episodio de una serie venezolana. Unos vecinos se cambian de casa por las noches para acostarse con la mujer del otro. Una sirvienta con moño muy alto llama a la policía, que aparece por arte de magia. Disparan hacia las cerraduras de los dormitorios. Los disparos no hacen ruido, sólo se oyen risas enlatadas. Se supone que es una comedia.