martes, 26 noviembre 2024. Estoy en un caserón abandonado en mitad del campo. Una chica rubia muy guapa en silla de ruedas ha hecho correr la voz de que la he insultado e incluso pegado una bofetada. Sus amigos me buscan. Intento esconderme y encontrar a los míos para que me defiendan, pero al final llegó a una habitación sin salida. La chica llega con sus amigos. Me pongo delante de ella, me agacho, la miró los ojos y le pregunto por qué ha inventado toda esa historia. La chica se echa a llorar. Los amigos se miran unos a otros sin entender nada.
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Estamos en un bar viendo un partido de fútbol. Alberto se sube a una mesa para celebrar que ha ganado su equipo. Carmen me dice que lleva la camiseta al revés. Ya le pasó una vez y se la quitó por la calle para darle la vuelta, le digo. En ese momento Alberto se saca la camiseta y se la pone bien. Es de tirantes y lleva dibujos y palabras escritas con rotulador fluorescente. Lleva el escudo del equipo contrario. Los aficionados se dan cuenta, intentan pegarle. Saco una especie de ruleta de cartón en la que hay escrito: Alberto desaparece ahora. Al tocarla desaparece. Carmen y yo nos alejamos del bar. Cuando estamos suficientemente lejos, y voy a traerlo de vuelta, suena el teléfono. Es mi tía M, dice que mi madre está muy mal. Le doy la ruleta a Carmen para que haga que traiga a Alberto de vuelta, pero la ruleta ahora es digital, hace muchas preguntas sobre alberto que no sabemos responder. Temo no poder hacerlo volver.