premios

jueves, 17 julio 2008. Un modisto me prueba un vestido rojo para la entrega de los Óscars. En los ensayos, le digo que el vestido es demasiado corto y tiene demasiado escote. No me hace caso y lo acorta aún más. El ensayo es con público y paso una vergüenza enorme, a pesar de que todo el mundo me diga lo guapa que estoy. Cuando volvemos al camerino, rompo el vestido y le digo que no pienso recoger ningún premio.
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Dos niñas están jugando en el salón de casa. Dicen que son las nuevas vecinas. Les digo que tengo que salir y que las voy a llevar a casa de una vecina que tiene hijos de su edad, para que jueguen. Cuando las niñas entran en casa de la vecina, se pegan con las otras niñas y tiran la merienda al suelo. Me alegro de que no sean mis hijas. En ese momento suena el teléfono y corro a casa. Es mi madre, dice que le acaban de tocar 12 millones de dólares en un concurso de la tele. Por fin mi hermana se podrá ir a la India, le digo.