poeta de 50cm y paulina rubio

sábado, 27 septiembre 2008. Juan ha venido a casa a ayudarme a matar hormigas. Cada vez que vamos a aplastar una, se convierte en un gatito recién nacido que nos mira dulcemente. Juan dice que no puede matarlas y se pone a trabajar. El suelo está lleno de papeles que va llenando de poemas. En la otra habitación oigo a Alberto discutiendo con su madre y, después, un portazo. Corro tras él. Vamos juntos a la panadería. En el escalón están mis amigas de niñas. Te estábamos esperando, me dicen y me cubren de besos.
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Antonio dice que hay una lectura de poetas islandeses. Entre ellos está el poeta más pequeño del mundo, dice. ¡Sólo mide 50 cm!, grita de júbilo y para celebrarlo me regala una botella de vodka con el tapón de hielo.
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Oigo salir gas de algún sitio de la cocina de la madre de Alberto. Por más que miro todos los mandos están cerrados. Pienso que si no me doy prisa, se formará una bolsa de gas y explotará.
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Paulina Rubio hace autoestop. Alberto para el coche y dice que, como Paulina acaba de operarse, yo me siente detrás. Como se ha operado por gusto, me quedo delante, le digo. Llegamos al portal de casa. Nuestro buzón está roto y toda nuestra correspondencia abierta y tirada en el suelo. Paulina Rubio salta y baila sobre ellas.