merluza, sumidero y zapatos de niña

sábado, 7 junio 2025. Estoy en un restaurante con Perkins y Fernando. Los camareros van y vienen pero no nos traen nada. De repente tengo delante la camisa de uno de ellos. ¿Os habéis fijado que están hechas a mano?, tienen hilos sueltos y hace muy bonito, les digo. De repente estamos en la misma mesa pero en una terraza en la calle, junto a unos árboles. Sobre el restaurante hay habitaciones y se ve una luz encendida. Le digo a Perkins que lo único que importa es la luz, que hace poco estuve en un sitio parecido, con ruido de coches, pero la luz era tan bonita que el resto no me importaba. Un camarero nos trae al fin algo de comer. Una fuente grande de lo que parece rúcula y dos cajas de helado. Lo deja para que nos lo sirvamos nosotros. Bajo la rúcula hay varias merluzas crudas. ¿Os sirvo helado?, pregunto. Al otro extremo de la mesa se ha sentado uno de los camareros y charla con una chica. Me fijo en Fernando y digo en alto: no llevas gafas, luego te has operado los ojos y mañana te vas de viaje, eso solo puede significar una cosa. Antes de seguir hablando, Fernando me dice al oído que no se lo diga a nadie, que se va a Argentina a rodar un documental sobre una chica a la que le desaparecieron a su familia.
+
Estoy en la habitación de un hostal. La ventana está abierta pero no se puede cerrar. Desde mi ventana veo otras ventanas. En una de ellas a una chica con una melena muy larga. Está sentada al lado de su cama donde debería ir la mesilla de noche. Tengo prisa, debo ducharme, pero temo que me vean desde fuera. Me ducho con una toalla liada al cuerpo. La ducha sale directamente de la pared. Me coloco sobre un sumidero que hay en el centro de la habitación. Hay dos alfombras. Intento no mojarlas, pero cuando les cae agua sale de ellas mucha suciedad que arrastro hacia el sumidero con el pie. Por más agua que echo, más suciedad 
+
Estoy en casa de mis padres. A mi lado está Marina (amiga de la familia). Me enseña unas sandalias que se ha comprado. Se quita una para la que vea bien. Son unas merceditas moradas con tira sobre el empeine adornadas con una línea de perlitas. Si no fuera por el medio tacón parecerían de bebé, pienso. Muy bonitas, pero no son sandalias, le digo. Me cuenta que se está quedando calva y se está pensando ir a Turquía. Le digo que yo empiezo a tener entradas y me pongo las gotas para el glaucoma en la sienes.

rodillo de gomaespuma

miércoles, 4 junio 2025. Estoy con Sonia y Míchel en la Alcazaba, pasamos de un jardín a otro. Míchel dice que tiene que cortarse el pelo. En uno de los jardines hay una peluquería al aire libre.Le digo que podíamos aprovechar para contároslo nosotras también.  Sonia encuentra una butaca libre y se sienta. Dice que busquemos otra más barata fuera, y si la encontramos la avisemos. De repente voy con la silla entre los coches. Aparece un camión enorme. Como no puedo esquivarlo, hago como en la playa cuando viene una ola grande, dejó que me pase por encima. Lo noto sobre mí como un rodillo de goma espuma. Cuando pasa sigo mi camino. Veo a Michel que baja la calle. Dice que he encontrado una peluquería estupenda y que va a recoger a Sonia.

un sueño cursi

martes, 3 junio 2025. Estoy en la cama, en el dormitorio de la vecina de mi abuela. La habitación da al jardín y entra una luz preciosa. Pienso que es una pena que nadie más pueda disfrutar de ese momento. De repente aparece Marcos entre las sábanas. Me alegro mucho de no estar sola ante tanta belleza. Nos dormimos completamente felices.

lo peor

domingo, 1 junio 2025. No recuerdo cómo empieza el sueño, pero supuestamente hemos llegado a casa de Miki Nadal (nos ha llevado él). Hablo con su madre y su abuela. Son encantadoras. Me piden que convenza a su hijo de que coma menos, que adelgace, porque el médico le ha dicho que si sigue así puede pasar lo peor. Nadal a ratos es él y a ratos mi amigo Jorge. Nada más llegar se sienta a comer un postre enorme de chocolate. la madre y la abuela me hacen una seña para que le diga algo él creo que se da cuenta se levanta y desaparece. La abuela me dice, sé dónde se ha escondido pero no puedes decirle nunca que te lo he dicho. Me lleva a una especie de garaje donde hay una puerta pequeña que da a un cuarto supuestamente secreto. Ahí se escondía de joven para hacer música y se creía que no lo oíamos, dice la abuela. Cuándo vemos que va a salir nos escondemos, me agacho y cierro los ojos. Al abrirlos estoy cruzando un puente de Londres. Hay una estatua metálica enorme, con un hueco debajo, donde la gente entra para hacerse fotos. Oigo disparos, le digo a dos personas que están conmigo que no se muevan, que nos quedemos ahí hasta que pase el tiroteo.