azufre

azufre sábado, 4 octubre 2025. Alguien me dice que tengo que cenar antes de media noche porque si no la sopa sabrá a azufre. 
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Estoy delante de la barra de un bar. Detrás de la barra hay una pista de hielo y una pantalla enorme. Jurdi se me acerca. Me susurra al oído que la película que van a poner ya la ha visto, que es una porno y que en una de las escenas aparece el pubis de una chica pero que era tan raro y feo que no supo si era de verdad un pubis o un caballo. Lo miro asombrada. Cuando lo veas ya me dirás, dice. Un tipo con mala pinta le hace una seña a la chica que está a mi lado, ella se levanta sin ganas y, al entrar en la pista de hielo, el hielo se transforma en agua. Comienza la película, pero no en la pantalla, dentro del agua. La chica se ha dejado el pubis sobre la barra de bar y, efectivamente, parece un caballo.
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Llueve y entramos en un bar decorado como una cabaña de paja. Dentro llueve más que fuera. Me voy quitando la ropa y la retuerzo para sacarle el agua. Llevo el último libro de Carles. También se ha mojado. Lo abro. Pienso que al tener forma de acordeón se secará antes. Aparecen Elisa y Andrés. Salimos del bar. Elisa dice que se ha comprado una moto para llevar a mi madre al médico. No digo nada, cosa que ella interpreta como que no estoy de acuerdo y se enfada muchísimo porque dice que fui yo quien le dijo que tenía que solucionar los traslados al médico. No sé de qué habla, pero sigo sin decir nada. Andrés me pregunta cuál es el sitio más cutre donde hemos hecho lectura de poemas. Hago un repaso, pienso en bares pero ninguno me parece demasiado cutre.