domingo, 20 abril 2025. Salgo con mi familia de un reunión en una especie de iglesia. Se supone que tenemos que ir a a boda de alguien de la familia de Isabel de Inglaterra, que ella misma asistirá. Mi madre dice que a las bodas no se puede ir de negro (eso para los funerales), tengo que llevar medias blancas. Mi padre, que jamás ha conducido, dice que él me lleva en el coche. Tiene un deportivo amarillo. Vamos a toda velocidad por una carretera muy estrecha llena de curvas. Me sorprende su pericia. Llegamos a una especie de parque temático infantil. Entramos en un edificio decorado con payasos y dinosaurios. Dentro hay ropa ordenada por colores. La ropa es feísima. Mi padre señala un pack de medias de varios colores. Son de blonda, horrorosas, pero son la únicas que hay. Buscamos la caja, tenemos prisa. Detrás de una cortina hay un salón de actos. Alguien dice que ya que estoy allí lea algún poema. Le digo que tenemos mucha prisa, que tenemos que asistir a una boda, que por favor me cobren. Nada. Dudo entre llevármelas sin pagar o ir a la boda sin medias, total, solo se me verá el tobillo porque voy a ponerme pantalones. En esas estoy cuando veo a mi padre hablando con su amigo Gabriel. No entiendo nada. Gabriel murió hace años.