cookies

lunes, 7 julio 2025. Estamos en una habitación de hotel. Cada uno duerme donde puede. Yo duermo pegada a Enrique porque me duele la espalda y el calor me hace bien. Carmen dice que algo le sentó mal en la cena y ha vomitado. Recuerdo que el camarero preguntó si alguien tenía alguna alergia. Miro el suelo, nos dejamos la ventana abierta, ha llovido y hay un charco enorme de agua. Una chica con mala pinta me dice que ahora le toca a ella (supongo que se refiere a dormir junto a Enrique). De repente estamos los tres en un ascensor. Ella me mira con odio.
+
Mi padre conduce un autobús. Da vueltas al rededor del patio de una especie de claustro. Intenta no chocar con nada, pero roza paredes y columnas. En el bus solo vamos mi prima Elisa (de niña) y yo. Agarro a Elisa por el cuello del jersey y la ayudo a bajar (hay que bajar en marcha). En una hora te recogemos, dice mi padre. Decido bajarme en marcha y quedarme con ella para que no esté sola. Aparece Alberto. Entra en un supermercado muy mal iluminado y sale sin nada. Dice que no encuentra las cookies. Una cajera le dice que están al fondo junto a los huevos. Pues ya que vas trae también huevos, le digo. Vuelve sin nada. Entro y encuentro las cookies a la primera, pero de repente el supermercado se convierte en una habitación bastante oscura. Hay un hombre muy siniestro. Busco la salida, empujó las paredes hacia un lado y se pliegan como si fueran cortinas, pero detrás hay otra pared. De repente estoy otra vez en el claustro con Elisa, le acaricio la cabeza. Alguien dice que tenía que haber sido mi hermana y no mi prima.
+
Me encuentro a Marcos. No me reconoce. No te has acordado de vestirte de verde, hoy es el día de la granizada.