dificultades
cortinas de cretona
clase de hipocresía
red de sueños y la chica bebé
mi mascota era un robot
seguro
alfombra de césped
examen
suegra
circo
kimono
basura
calle arriba, calle abajo
fórmula
muchos ceros
lunes, 1 septiembre 2025. Aunque ya estoy en casa de mis padres, tengo que ir a casa de mis padres. Decido ir cruzando el garaje para probar una llave que me ha dado la presidenta. Pulso el menos uno, abro la puerta y en vez de garaje hay un loft improvisado, amueblado precariamente. Hay gente joven, desde los diez años hasta los cuarenta. Cruzo entre ellos, ni me miran (unos sentados en sofás, otros alrededor de una mesa, otros preparando café en una barra de bar de obra). Mis padres están en un apartado oscuro, en la cama. Les digo que hay que levantarse, que ya son las tres de la tarde. Se asombran muchísimo. Oigo a lo lejos la voz de mi hermana. La veo con una especie de megáfono, dando instrucciones. Todos la miran con ilusión. Les dice que habrá para todos. No sé de qué habla. Me acerco y le pregunto de qué va todo eso y quiénes son esas personas. Se sienta en un sofá apartado y me dice con gesto triste y asustado: muchos ceros. No te entiendo. Ceros, muchos ceros, y tres. Explícate mejor. Les he prometido tres millones de euros a cada uno por ser mis amigos. Me enfado muchísimo pero me contengo, le digo serenamente que los amigos no se compran, que ya se lo he advertido muchas veces. No te preocupes (la calmo), no pasa nada, no te habrán creído, sabrán que es broma. De repente se ha convertido en una niña y se echa a llorar. No, no es broma, están esperando al notario para cobrar, pensaba pagarles con el dinero de mamá y papá, dice. ¿De verdad crees que tienen tres millones de euros? Mi hermana al oírme se desmaya (como hacía de niña cuando no quería hacer algo). Paso con ella en los brazos (pesa muy poco) entre la gente, que nos grita y abuchea reclamando el dinero prometido. Les digo que ha habido un malentendido, que no hay ningún dinero. Algunos se van, otros nos siguen e insultan mientras voy con ella inconsciente por la calle, sorteando varios andamios que hay en la acera. No sé bien dónde llevarla porque no reconozco las calles. Pienso en cómo estarán mis padres, si se habrán levantado solos de la cama, temo que se caigan o que los que han quedado en casa los insulten o agredan. (Me despierto sudando con el corazón a mil).
líquido fucsia
bebida verde
cuadro de barro
ola de arena
gorra vs chistera
bolso de red
ganga
balby
perro de fibra óptica
destino bilbao
sick of myself
vuelo
cejas de tinta
con cáscara
suegra
salto
en blanco y negro
luna
gallur
edredones
neopreno
solo
bricolaje
castores
jueves, 7 agosto 2025. Estoy en un bar. Veo a Alberto y Salvatore en otra mesa. Cojo mi vaso y voy con ellos. El camarero pregunta si quiero tomar algo y yo pongo mi vaso sobre la mesa. El camarero se va y apaga la luz. Alberto cuenta que una amiga ha estado de viaje, que el hotel era muy barato, que compartía habitación con una familia con un montón de niños, y lo peor era que los niños tenían cada uno como mascotas castores que se pasaban la noche haciendo ruido. Lo cuenta muerto de risa (yo no le veo ninguna gracia). Pienso que nunca lo había visto reírse tanto de algo.
erizo
música
revolución
medio corte
mascota azul
teba
azotea
concierto
tacones
botines de goma
morir en rusia
de la mano
michelin
naranjas y cubiertos oxidados
sinsorga
sillas de tijera
zapatos feos
americana
cajón
receta
luz de postal
ducha imposible
un borracho
cookies
salto
vecino
toritos
cuentas
residencia
lunes, 23 junio 2025. Acompaño a dos chicas por la calle. Llegamos a una residencia donde la más joven y alta se va a quedar. Le enseñamos las instalaciones. En una de las habitaciones está Diego Medina. Está sentado en el suelo junto a la mesita de noche. Escribe compulsivamente en hojas sueltas. Tiene abierta una caja de bombones y una botella de algún licor. Le propongo que venga con nosotras. Niega con la cabeza. Miro a las chicas a ver qué opinan. Temo que vuelva a morirse, les digo. Se encogen de hombros. Decido dejarlo solo, pero le digo que volveré en un rato por si necesita algo. Por allí también anda Nacho Escuín (parece que es el organizador). Nos abrazamos, nos alegramos mucho de vernos. Le presento a las dos chicas. Una de ellas dice que le envió caramelos. En la pared hay un póster con distintas clases de dulces, ella señala los que le envió (dónuts con glaseado rosa y virutas de colores). Esta es tonta, pienso. Ya en el bar, las dos chicas hablan en la barra. Les digo que voy a ver cómo sigue Diego, que ya que voy, me den sus bragas para que las lave. Se las quitan y las ponen en un barreño de plástico que llevo en la mano.
galgos
hotel y colonoscopia
pañales baratos y váter celeste
eslsp
miércoles, 18 junio 2025. Hay un festival en una plaza yo estoy casa de mi abuela oigo desde allí la música me acerco cinco bailarines y por alguna pista, ya sea la música o algo que lleven en su ropa, hay que adivinar qué letra es cada uno y formar una palabra. Esas Son Las Spice Girls, pienso y me vuelvo a casa.
trabajo
martes, 17 junio 2025. Tengo una entrevista de trabajo. La prueba consiste en meter en un tubo una crema pastelera rosa. Mientras lo hago me preguntan por qué sería buena para ese puesto. Porque no tengo que tratar con humanos, respondo. La chica se ríe (aunque yo lo he dicho en serio). Y se me da muy bien, ¿ves? De repente estoy en una bici estática (no sé si es otra prueba, ahora de resistencia). Otra chica me pasa libros y marcapáginas que ordeno por tamaño mientras pedaleo. Los dejo sobre una cama (la habitación se parece a mi dormitorio) y pienso que guardaré los marcapáginas para Francis y Blanco, y uno con forma de lima de las uñas para mí. No son para ti, me dice la chica como si me leyera el pensamiento, son para enviar a nuestros clientes. De repente estoy en el que fue mi cuarto en casa de mis padres. Todo está manga por hombro. Para dormir coloco dos sillas enfrentadas. Mariángeles entra por la ventana. Dice que al llegar a casa su cama estaba ocupada y que si puede dormir conmigo. ¿Tienes una cama para mí? Le señalo la mía. ¡No puede ser!, dice asombrada.
bandera
lunes, 16 junio 2025. Vamos en el coche con Juan y una niña pequeña. Entre los dos asientos delanteros hay una bandera palestina. Lleváis la bandera del revés, les digo. La niña y yo nos bajamos en una plaza llena de gente. Juan dice que me lleve la bandera por si los para la policía. Solo hemos dado dos pasos y la niña me dice que no puede andar, que les duelen los pies. Me fijo en que lleva zapatos de tacón. Corro al coche (que ya está en marcha) para que se cambie de zapatos. Les hago señas con los brazos para que paren. El me saludan desde lejos. Creen que me estoy despidiendo.